Organizaciones de la sociedad civil exigen a la Unión Europea dejar de ser cómplice del régimen cubano

Un contundente llamado ha sido dirigido esta semana a la Alta Representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores, Kaja Kallas, por más de una veintena de organizaciones cubanas e internacionales que exigen a la UE revisar a fondo su política hacia Cuba.

La carta, entregada personalmente por la activista cubana Carolina Barrero —directora de Ciudadanía y Libertad y becaria Sakharov 2024— durante su visita oficial a Bruselas, denuncia que el actual Acuerdo de Diálogo Político y Cooperación (ADPC) entre la UE y el régimen de La Habana ha fracasado en sus objetivos fundamentales y, lejos de promover el respeto a los derechos humanos, ha servido de escudo diplomático a una dictadura que reprime, censura y encarcela.

“La Unión Europea no puede seguir validando con su silencio los atropellos de una dictadura de partido único”, afirmó Barrero durante el encuentro. “Es hora de poner coherencia entre los principios que proclaman y las acciones que toman”.

La misiva plantea cuatro demandas clave:

Participación real de la sociedad civil independiente en el diálogo UE-Cuba, sin filtros ni intermediaciones del Estado cubano.

Revisión de los criterios para acceder a los fondos de cooperación, hoy restringidos a entidades reconocidas por el régimen.

Transparencia en el uso de los recursos europeos, que hasta ahora se manejan en un entorno opaco y sin rendición de cuentas.

Condicionar toda cooperación al respeto a los derechos humanos, estableciendo consecuencias claras en caso de incumplimiento.

Las organizaciones firmantes denuncian que, tal como está hoy, el ADPC “legitima la exclusión y la represión” y expone a Europa a “ser parte de un mecanismo que perpetúa el silencio y la complicidad con un régimen que pisotea la dignidad de su pueblo”.

Esta carta llega en vísperas de la reunión del Consejo Conjunto UE-Cuba prevista para junio, y pone presión sobre Bruselas para que abandone su política de apaciguamiento y tome medidas firmes. Entre los países que ya han manifestado su rechazo al acuerdo tal como está se encuentran Lituania, que nunca lo ratificó, y Suecia, que ha pedido su suspensión.

El mensaje desde la sociedad civil cubana es claro: Europa debe escoger si sigue respaldando a los opresores o si finalmente se pone del lado del pueblo cubano que lucha —con dignidad y a pesar del miedo— por su libertad.

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