Preso político y discapacitado visual denuncia torturas en prisión cubana: “Solo me queda hablar para que no me maten”

Desde su modesta vivienda en el municipio habanero del Cotorro, el preso político Javier Ramírez Isaac rompió el silencio con un estremecedor video en el que denuncia haber sido víctima de torturas, golpizas, amenazas de muerte y negligencia médica dentro del sistema penitenciario cubano. Totalmente ciego y sancionado a cinco años de privación de libertad, Ramírez narra lo que define como un “calvario de injusticias” al que ha sido sometido por las autoridades del régimen.

“Soy Javier Ramírez Isaac, vivo en el Cotorro, La Habana, Cuba. Estoy aquí porque esta directa es la única oportunidad que tengo para decir todo lo que me ha pasado desde mi descendencia hasta hoy”, comienza diciendo con voz firme pero cargada de dolor.

Cinco delitos, cero justicia

El activista asegura haber sido condenado por un conjunto de cargos que considera fabricados: atentado, desacato, daño a la propiedad del Estado, escándalo público, propaganda enemiga y ofensa contra la figura del presidente. “Me pedían ocho años de prisión. Finalmente me sancionaron a cinco. Todo fue injusto”, sostiene.

Durante su reclusión, fue trasladado por distintas cárceles —Valle Grande, el técnico de Villa Marista, y la prisión del Cotorro— donde, según sus palabras, sufrió múltiples agresiones físicas por parte de oficiales y reclusos bajo órdenes.

Torturas y pérdida de la vista

Uno de los hechos más graves que denuncia Ramírez es la pérdida de la visión, producto de agresiones físicas y el uso de productos químicos sobre sus ojos. “Fui lesionado de un brazo partido, zafado del codo, dislocado del hombro… Me echaron químicos en los ojos, lo que me dañó la vista totalmente. No aceptaron ingresarme en el hospital. Hoy soy ciego”, relata.

En el video, muestra los puntos de sutura en su cabeza, resultado —según afirma— de una nueva golpiza propinada por un guardia de la unidad 1580. “Me enterraron lapiceros en los pies mientras estaba acostado. Fui a reclamar mi derecho y me golpearon. El mayor De la Cruz me torturó y me mandó a castigar por decir la verdad. Kleber, otro oficial, ordenó a los presos que me mataran”, denuncia con claridad estremecedora.

Persecución a toda la familia

El hostigamiento no se ha limitado a él. Su hijo y su sobrino también han sido sancionados, y el primero ya se encuentra cumpliendo condena. “Los derechos de mi familia han sido violados todos, desde el principio hasta el final”, lamenta.

Un grito por justicia

A pesar de la represión que ha sufrido, Ramírez mantiene su fe en que su testimonio sirva para evitar más abusos. “Estoy cumpliendo una sanción injusta. Pero no puede ser que un guardia tenga el poder de matar impunemente. Cuba se dice revolucionaria, que defiende los derechos humanos y los ideales martianos. Yo también soy ser humano y merezco justicia”, expresa con una mezcla de dolor, esperanza y desafío.

Este testimonio, grabado en condiciones precarias y con riesgo para su integridad, se suma a la larga lista de denuncias por torturas, tratos crueles e inhumanos en las cárceles cubanas, especialmente contra los presos políticos. Mientras las autoridades del régimen siguen guardando silencio, el testimonio de Javier Ramírez Isaac se levanta como un grito desesperado que exige ser escuchado.

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