Contenedor con ayuda médica llega a Matanzas, pero los “parches” no resuelven la crisis sanitaria en Cuba

Un nuevo contenedor con insumos médicos y mobiliario hospitalario llegó al Hospital Provincial Clínico Quirúrgico Docente Faustino Pérez, en Matanzas, como parte de una colaboración entre la institución religiosa Quisicuaba y la organización suiza MediCuba. Es el quinto envío de este tipo, presentado por los impulsores como un esfuerzo humanitario frente al “bloqueo” de Estados Unidos.

Sin embargo, aunque estos gestos son celebrados por el régimen cubano y replicados en redes oficiales como logros de solidaridad internacional, la realidad es otra. El embargo estadounidense no impide la compra de alimentos, medicamentos ni equipos médicos. De hecho, Cuba ha importado productos de ese tipo desde EE.UU., aunque en cifras reducidas. El problema de fondo no es externo: está en el modelo de gestión centralizado, ineficiente y opaco que caracteriza al sistema cubano.

Durante años, el régimen ha explotado misiones médicas internacionales, enviando profesionales de la salud a decenas de países bajo condiciones de semiesclavitud, reteniéndoles la mayor parte de sus salarios. Esa millonaria recaudación, que supuestamente debía invertirse en mejorar la sanidad pública en la isla, no se traduce en hospitales equipados ni en condiciones dignas para médicos ni pacientes.

Mientras tanto, las imágenes de ayuda humanitaria como esta se convierten en propaganda, pero no en solución. Camas recicladas, sillas, jeringuillas y vendajes donados no pueden cubrir el colapso estructural de un sistema abandonado, en el que escasean los antibióticos, los anestésicos, el agua potable y hasta el oxígeno medicinal.

La presencia de banderas y pancartas institucionales en la recepción del contenedor evidencia una estrategia política: visibilizar la ayuda y usarla como instrumento discursivo contra el embargo, ignorando el reclamo legítimo de miles de cubanos que exigen transparencia, reformas reales y una administración eficiente de los recursos.

La salud en Cuba no necesita más remiendos. Necesita libertad, responsabilidad y un sistema que no dependa eternamente de donaciones, mientras sus dirigentes desvían recursos, exportan médicos y encubren el deterioro con discursos triunfalistas.

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