
Hamlet Lavastida identifica públicamente al presunto agente del MININT que dirigió su caso: “El régimen ha avanzado solo en el número de torturadores”
Por primera vez, el artista visual y ex prisionero político Hamlet Lavastida ha identificado públicamente a quien asegura fue su principal torturador durante su encierro en 2021: un coronel del Ministerio del Interior (MININT) conocido como “Samuel”, presunto oficial de la Dirección General de la Contrainteligencia (DGCI).
En una publicación en su cuenta de Facebook, Lavastida compartió una captura del noticiero oficial del NTV en la que aparece un hombre vestido de uniforme militar. Según el artista, ese rostro corresponde al “Coronel Samuel”, quien habría estado al frente de los interrogatorios y operativos en su contra y contra otros artistas e intelectuales críticos del régimen, incluyendo a Tania Bruguera, Katherine Bisquet, Camila Lobón y Carolina Barrero.
“El ‘jefe’, le llamaban sus subordinados”, escribe Lavastida, relatando que durante su detención de 92 días fue presionado para colaborar como agente encubierto del MININT y que insistían en que debía convencer a Barrero y Lobón de abandonar el país antes de finales de septiembre de 2021.
Lavastida fue arrestado a su regreso a Cuba en junio de 2021 y recluido en Villa Marista, centro de detención de la Seguridad del Estado, en el contexto de la represión del 11J. Fue excarcelado y expulsado del país junto a la también artista Katherine Bisquet.
“Finalmente ayer, después de ya de 3 años de escrutinio televisivo, encuentro su rostro tras el lente del NTV”, escribió. “Espero que un día todos estos esbirros y torturadores tengan que rendir cuentas ante la ciudadanía cubana”.
El artista concluyó su denuncia con una reflexión crítica sobre la continuidad represiva del régimen: “Un régimen que sustituya pretéritos torturadores por nuevos torturadores en lo único que ha avanzado es en el número de torturadores”.
El señalamiento de Lavastida se suma a la creciente ola de denuncias contra altos oficiales del MININT por violaciones de derechos humanos, especialmente tras la represión masiva del 11 de julio de 2021. La publicación ha generado reacciones dentro y fuera de Cuba, reavivando el debate sobre la necesidad de documentar y visibilizar a los responsables de la represión estatal.







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