El régimen cubano intenta desviar la indignación popular con “barrios debates” sobre el “deber patrio”

La dictadura cubana, en un intento desesperado por contener la creciente indignación popular ante los apagones interminables y la miseria galopante, ha lanzado una nueva maniobra propagandística: los llamados “barrios debates antiimperialistas y por el deber patrio”, organizados por los Comités de Defensa de la Revolución (CDR). Sin embargo, esta estrategia podría estallarle en la cara al régimen, ya que la población está cada vez más hastiada de discursos vacíos mientras enfrenta una crisis sin precedentes.

El evento, que se desarrollará en todas las comunidades del país desde hoy hasta julio, pretende realizar más de 1.400 debates donde funcionarios del Ministerio de Relaciones Exteriores, abogados y economistas expondrán sobre el “bloqueo estadounidense” y la “guerra económica” supuestamente recrudecida por el presidente Donald Trump. Así lo reseñó la emisora estatal Radio Reloj, repitiendo el mismo guion que el régimen ha usado durante más de seis décadas para justificar el desastre económico y la falta de libertades en Cuba.

El pueblo cubano está harto de propaganda y miseria

A pesar de los intentos de la dictadura por mantener el control del discurso, el malestar en las calles es evidente. Los cubanos enfrentan apagones que superan las 20 horas en algunas provincias, salarios de miseria que no alcanzan para comprar alimentos básicos y un sistema de salud colapsado donde ni siquiera se encuentran antibióticos o insumos médicos esenciales. Ante este panorama, la reacción popular a estos debates forzados puede ser muy distinta a la esperada por el régimen.

Lejos de ser espacios de “intercambio”, los “barrios debates” parecen un mecanismo más de adoctrinamiento y control social, con la presencia obligatoria de los CDR, una organización que desde su creación ha funcionado como un brazo represivo del régimen, vigilando y denunciando a ciudadanos críticos con el sistema. En teoría, estos comités agrupan a la población mayor de 14 años para “beneficiar la comunidad”, pero en la práctica han servido para señalar, hostigar y coaccionar a los disidentes.

El riesgo de que la maniobra salga mal

La estrategia de desviar la atención de la crisis con propaganda política no es nueva en Cuba. Sin embargo, la creciente insatisfacción podría convertir estos debates en escenarios de confrontación donde los cubanos expresen su hartazgo en vez de repetir el discurso oficial. En redes sociales, ya se ven comentarios de ciudadanos burlándose de la iniciativa y cuestionando cómo estos “debates” pueden resolver la falta de electricidad, alimentos o medicinas.

El régimen parece no comprender que el pueblo ha cambiado. La gente ya no cree en el discurso del “bloqueo” como única causa de los problemas, sino que apunta directamente a la corrupción, la ineficiencia y la represión del gobierno. Si estos “barrios debates” terminan en enfrentamientos verbales o en muestras abiertas de descontento con la ausencia total como ha pasado en las últimas reuniones de rendición de cuentas, el régimen podría enfrentarse a una respuesta popular que no podrá controlar con discursos y consignas.

Mientras la dictadura cubana insiste en reciclar su narrativa gastada, los cubanos siguen enfrentando la cruda realidad de un país en ruinas. Y cada vez son más los que prefieren alzar la voz y desafiar la propaganda con la verdad de su día a día.

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