
Régimen cubano despliega Seguridad del Estado en el traslado de Damir Ortiz mientras sigue negándole el tratamiento que necesita
El régimen cubano ha vuelto a mostrar su verdadera cara al convertir un simple traslado médico en un operativo de seguridad desproporcionado. La mañana del 13 de febrero de 2025, el niño Geobel Damir Ortiz Ramírez, de 10 años, fue trasladado del Hospital Juan Manuel Márquez al Instituto de Neurología y Neurocirugía de La Habana. Sin embargo, lo que debió ser un procedimiento rutinario se convirtió en un despliegue policial y de Seguridad del Estado, como si se tratara de un reo peligroso y no de un niño gravemente enfermo.
Un operativo absurdo para un paciente indefenso
Según denunció su madre, Eliannis Ramírez, a través de redes sociales, el traslado se realizó bajo estricta vigilancia de agentes de la Seguridad del Estado, quienes incluso activaron dos ambulancias simultáneamente para el mismo paciente. “¡RIDÍCULO TOTAL!”, expresó la madre, quien ha luchado incansablemente por conseguir el tratamiento que su hijo necesita.
“Nos trasladan para el Neurológico… muchísima Seguridad del Estado para un simple traslado. ¡No somos delincuentes!”, escribió en su cuenta de Facebook, denunciando la persecución e intimidación que enfrenta por exigir atención médica digna para su hijo.
Un traslado con promesas inciertas
El régimen ha asegurado que Damir será atendido en la Sala de Atención Médica Internacional (AMI) del Instituto de Neurología y Neurocirugía de La Habana, un área del hospital donde normalmente solo se atienden pacientes extranjeros. Este cambio repentino levanta sospechas sobre las verdaderas intenciones del gobierno, que hasta ahora ha negado el acceso del niño al medicamento Koselugo (Selumetinib), esencial para frenar la proliferación de los tumores que lo aquejan.
Persecución y maltrato en lugar de tratamiento
Las imágenes publicadas por la madre de Damir muestran la presencia de agentes de la Seguridad del Estado alrededor de la ambulancia en la que fue trasladado su hijo, lo que evidencia la constante vigilancia e intimidación que enfrenta la familia. En otra foto, se ve a Damir acostado en la camilla de la ambulancia, con los ojos vendados y el cuerpo claramente afectado por la enfermedad.
Este despliegue innecesario demuestra que el régimen cubano prioriza el control y la represión sobre la atención médica adecuada. En lugar de enfocarse en garantizar el acceso al tratamiento que Damir necesita, ha optado por aislar a su madre y someterla a un ambiente hostil.

¿Un cambio real o un simple intento de silenciar las denuncias?
El traslado de Damir a una sala destinada a pacientes extranjeros podría ser interpretado como una maniobra del régimen para desactivar las críticas internacionales y evitar que su caso siga ganando visibilidad. Sin embargo, las denuncias continúan, y el equipo médico que asesora a la madre insiste en que el niño cumple con todos los criterios para recibir el tratamiento con Koselugo.
La pregunta sigue en el aire: ¿permitirá el régimen que Damir reciba el medicamento que puede salvarle la vida, o seguirá jugando con su destino para evitar un escándalo internacional? Mientras tanto, su madre no deja de luchar y mantiene la esperanza de que su hijo pueda ser tratado fuera de la isla, donde tendría una oportunidad real de mejorar su calidad de vida.
El caso de Damir Ortiz es otro ejemplo de cómo el sistema de salud cubano prioriza la política sobre la vida humana. En lugar de proveerle el tratamiento adecuado, el régimen lo somete a despliegues de seguridad, hostigamiento y vigilancia, tratando a su madre como una amenaza por el simple hecho de exigir lo que le corresponde a su hijo.
Mientras la comunidad internacional observa, el régimen sigue decidiendo el destino de un niño de 10 años que solo necesita acceso a un medicamento que Cuba no quiere o no puede garantizarle. ¿Cuánto tiempo más podrán ocultar su negligencia?







Deja un comentario