Directora del hospital Juan Manuel Márquez, Araiz Consuegra, defensora de la dictadura cubana

La lucha de Eliannis Ramírez por salvar a su hijo Damir Ortíz Ramírez ha puesto en evidencia las deficiencias y las presiones políticas del sistema de salud cubano. Damir, un niño que enfrenta un diagnóstico incierto y debilitante, está atrapado en una red de negligencia médica y represión institucional. En el centro de esta controversia está Araiz Consuegra Otero, directora del Hospital Pediátrico Juan Manuel Márquez, quien ha negado los documentos necesarios para que Damir pueda acceder a una visa humanitaria.

Eliannis, desesperada por la falta de respuestas y el deterioro de la salud de su hijo, ha utilizado las redes sociales para denunciar la situación. Su valiente acción ha atraído la atención pública, pero también ha desencadenado una serie de amenazas por parte del personal médico, encabezado por Consuegra Otero. En un video transmitido en vivo, Eliannis registró una confrontación en la que Consuegra intentó desacreditar sus denuncias y la acusó de manipular información para perjudicar la reputación del hospital.

La conversación, que ahora circula ampliamente en redes sociales, muestra a Consuegra hablando de manera desafiante y, en ocasiones, intimidatoria:

“En todo lo que estas publicando en contra de la institución y de los médicos, que además es una violación, estoy en todo mi derecho de acusarte”, declaró Consuegra, insinuando posibles represalias legales contra Eliannis por ejercer su derecho a la denuncia.

Eliannis, firme en su postura, respondió: “Yo también estoy en todo mi derecho de acusarlos a ustedes por las malas atenciones y los procederes invasivos”.

El trasfondo del caso

Damir Ortíz Ramírez presenta una condición médica compleja, que le ha provocado una pérdida de movilidad y visión. Sin embargo, el sistema de salud cubano ha sido incapaz de ofrecer un diagnóstico claro o un tratamiento adecuado. Ante esta situación, Eliannis solicitó un resumen médico detallado y bien documentado que permita gestionar una visa humanitaria para tratar a su hijo en el extranjero.

La respuesta de Consuegra y del personal del hospital ha sido, cuanto menos, contradictoria. Aunque prometieron entregar los documentos necesarios, se han retrasado reiteradamente, y las palabras de Consuegra en el video sugieren que las decisiones médicas están influenciadas por intereses políticos más que por consideraciones éticas o profesionales. Fuentes cercanas al caso afirman que la Seguridad del Estado ha intervenido, ordenando que no se facilite la salida de Damir.

El impacto de las redes sociales

La valiente acción de Eliannis al transmitir en vivo la conversación ha sido su única defensa frente a lo que considera un acto de injusticia. En el video, la madre deja claro que no busca atacar a los médicos en lo personal, sino exponer un sistema que falla a quienes más lo necesitan. “Yo le estoy diciendo la verdad al mundo”, afirmó, rechazando las acusaciones de manipular información.

Por otro lado, Consuegra intentó defender la labor del hospital, alegando que “aquí se trabaja con mucho amor, dedicación y esfuerzo”, pero estas palabras no han logrado mitigar la indignación que ha generado el caso.

La salud bajo el control del Estado

Este caso refleja una realidad alarmante en Cuba: la salud pública, aunque teóricamente gratuita y universal, está sujeta a los dictámenes del gobierno. La negativa inicial de Consuegra a proporcionar la documentación necesaria para Damir muestra cómo los médicos pueden ser presionados para priorizar intereses políticos sobre su juramento hipocrático.

Mientras tanto, Damir sigue sin recibir el tratamiento adecuado, y su madre lucha contra un sistema que parece más interesado en silenciarla que en ayudar a su hijo. Este caso no solo expone las deficiencias del sistema de salud cubano, sino también cómo las madres, como Eliannis, deben convertirse en activistas para proteger a sus hijos.

El desenlace de esta historia aún está por escribirse, pero una cosa está clara: Eliannis Ramírez no descansará hasta asegurar un futuro para su hijo, aunque eso signifique enfrentarse al peso de un sistema represivo y deshumanizante.

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