Excolaboradora de La Joven Cuba denuncia su silencio ante la represión y su doble rasero

En una contundente publicación en su perfil de Facebook, la periodista independiente Laura Vargas cuestionó la actitud de La Joven Cuba (LJC) ante la represión ejercida por la Seguridad del Estado contra periodistas y activistas en la isla. Vargas, quien colaboró durante casi un año con el medio, reveló que en agosto del año pasado fue sometida a más de nueve horas de interrogatorio en Villa Marista, junto a otras dos colaboradoras de LJC, sin que el medio emitiera una denuncia o un respaldo público en su defensa.

En su publicación, Vargas expone la postura tibia de LJC, un medio que históricamente ha evitado confrontaciones directas con el régimen cubano y que, según ella, omite términos como “dictadura” en sus artículos para no incomodar al poder. La periodista señaló que cuando fue interrogada por la Seguridad del Estado, la ahora directora del medio, Mariana Camejo, se limitó a preguntarle si le habían mencionado a LJC, sin demostrar preocupación real por su situación.

Silencio ante la represión, burla ante la precariedad

Uno de los puntos más críticos de su denuncia es el doble estándar del medio: mientras ignoran la represión que sufren sus propios colaboradores, recientemente han hecho burlas a través de un meme sobre los medios independientes que reciben financiamiento de organismos como la USAID y la NED, cuyos fondos han sido congelados por 90 días tras una orden ejecutiva en EE.UU. Vargas considera que la actitud de LJC no solo es hipócrita, sino que minimiza la crisis que atraviesan periodistas cubanos que dependen de estos medios para subsistir.

“Se creen muy duros para burlarse de los medios que reciben financiamiento de la USAID/NED, pero les tiemblan las paticas cuando se habla de DICTADURA”, escribió con ironía en su post.

Censura dentro de LJC

Vargas también denunció censura editorial dentro del medio, asegurando que uno de sus textos fue modificado para suavizar las críticas hacia la policía cubana y que, en otra ocasión, el editor Rubén Padrón Garriga eliminó casi por completo un párrafo en el que mencionaba a Las Damas de Blanco, un grupo de mujeres que lucha pacíficamente por la libertad de los presos políticos en Cuba. Según la excolaboradora, en LJC “hay que estar cuidando los términos para que no suenen ‘radicales’”.

Asimismo, dejó en evidencia la falta de independencia real de LJC, asegurando que la Seguridad del Estado jamás mostró interés en sus textos publicados allí, lo que, a su juicio, demuestra que el medio no representa una amenaza para el régimen cubano.

“Ojalá no les toque Villa Marista”

En su mensaje final, Vargas no ocultó su indignación ante la indiferencia de LJC frente a la represión que enfrentan otros periodistas y activistas. “Ojalá queridos amigos de LJC que mañana no se les atraviesen a la SE, ojalá y no tengan que pasar por Villa Marista, ojalá la represión no les toque la puerta o les llame por teléfono”, escribió, dejando claro que su publicación no busca un ajuste de cuentas personal, sino exponer lo que considera una postura cínica del medio.

La publicación ha generado un fuerte debate en redes sociales, con múltiples reacciones de periodistas independientes y activistas que respaldan la denuncia de Vargas. Mientras tanto, desde LJC no ha habido respuesta pública a sus declaraciones.

Esta polémica revive el debate sobre el papel de los medios “moderados” en Cuba, que evitan confrontar al régimen y, en algunos casos, normalizan la censura con tal de mantener su espacio dentro del sistema. La pregunta que queda en el aire es si LJC responderá a estas acusaciones o si, una vez más, optará por el silencio.

Deja un comentario

Suscribirse

Tendencias