La infiltración del Abakuá: Tradición y traición bajo el control del Estado cubano

El papel del Abakuá en la historia de Cuba ha sido crucial, especialmente durante las luchas clandestinas que precedieron al triunfo de la Revolución. Esta hermandad secreta, con una tradición que remonta siglos y juramentos sagrados que priorizan la lealtad entre hermanos y consecuentes con la sociedad en la que viven, fue considerada un bastión de resistencia en momentos críticos del país. Sin embargo, la represión del régimen comunista a todo el universo religioso en Cuba, más la cacería de brujas a la que se vió sometido las Religiones Afrodescendientes, poco a poco han hecho menguar los conceptos de Abakuá, siendo desplazados a tal punto que algunos de los actuales líderes se convirtieron en cuadros políticos comunistas.

Esto no es un secreto: hoy en día, muchos de los hombres que dirigen las Casas Templos del Abakuá son agentes de la Seguridad del Estado. Con la dinámica de trabajo a partir del TOS (Trabajo Operativo Secreto) de la Policia algunos actúan de forma encubierta, mientras que otros, como el caso del Iyamba (Rey) de la tribu Mutanga Efo, son figuras públicas en el aparato represivo. Este último, por ejemplo, ostenta el rango de Teniente Coronel y viste uniforme militar, desdibujando el compromiso ético de la hermandad ante la sociedad y representando los intereses del Estado bajo el código moral que encierra el Secreto Abakua y por tanto, sirviéndose de los hermanos de su juego para que le cuiden las espaldas ante el Ambiente de la Calle.

¿Quiénes son los hermanos de verdad?

Esta infiltración ha llevado a una inquietante realidad: muchos supuestos hermanos dentro del Abakuá actúan como informantes para la Seguridad del Estado. Estas figuras, tienen el deber de: “Proteger la privacidad y el bienestar de sus miembros”. Por el contrario recopilan información sobre sus vidas privadas y toman decisiones que podría determinar si uno de ellos termina en prisión.
Por tanto, todo esto plantea preguntas fundamentales para los practicantes de esta hermandad actualmente:
• ¿Es posible confiar en una institución donde los lazos de hermandad han sido rotos por agentes del régimen?
• ¿Qué implica pertenecer a una organización donde los conceptos sagrados son manipulados para favorecer la maquinaria de control-represión estatal?

El “Desarme al Pueblo”: Una herramienta de manipulación

Otro componente inquietante es el plan conocido como “Desarme al Pueblo”. Bajo este programa, el régimen con su maquinaria ya infiltrada ofrecía rebajas de condenas a presos que entregaran armas de fuego. Sin embargo, antes de entregar armas, estos reclusos debían entregar información. Significando que aquellos que buscaban reducir sus sentencias traicionaban a vecinos, amigos y, en muchos casos, a sus propios hermanos de la hermandad.

Como nos damos cuenta una total contradicción directa con los principios del Abakuá, donde los juramentos sagrados exigen lealtad y protección mutua. Ahora, muchos reclusos son vistos como colaboradores de la Seguridad del Estado, erosionando la confianza en la institución propiciando la manipulación de algunos Agentes que abiertamente y sin rostros mienten diciendo que forman parte de ella.

La “Batalla de Ideas” en las prisiones

Fidel Castro implementó un programa conocido como la “Batalla de Ideas” en las cárceles, con el pretexto de convertir estos espacios en escuelas de reeducación. Este programa obligaba a los reclusos a asistir a clases para obtener beneficios, como permisos especiales o reducción de condenas.

Sin embargo, este sistema se utilizó para fortalecer el control estatal en las cárceles, permitiendo que la Seguridad del Estado ejerciera poder absoluto. Organismos como el DNA (Departamento Nacional Antidrogas), el DTI (Departamento Técnico de Investigaciones) y, el anteriormente mencionado, TOS, colaboraron para implementar este control, aunque enfrentaron resistencia dentro de las prisiones.
El motín del edificio 1, encabezado por el recluso apodado “Plana”, fue un primer indicio de esta resistencia. Aunque duró solo 45 minutos, marcó un precedente que culminó con un segundo motín más organizado en el edificio 3, liderado por Arnoli de la potencia o juego Baconkere Efo y otro recluso llamado José “El Quija”. Este último incidente provocó la destitución del Coronel Carlos Quintana, pero no sin un alto costo: muertos y heridos entre la población penal, incluyendo al recluso Fredy, quien murió en un incendio.

El legado oscuro de los Abakuá en las cárceles

Las prisiones también se convirtieron en un campo de batalla para la hermandad Abakuá. La banda conocida como “Justi y Challan” (Justicia a cualquier costo), organizadas con el apoyo de la policía penal, usaron tácticas de abuso y control para desmoralizar a los Abakuá marcando a sus víctimas con un Íreme montado en Patineta una paradoja frente a los valores tradicionales de la hermandad.

Entre los líderes de estas facciones, figuras como el jefe Otero del Municipio Marianao, José “El Quija”, Arnoli “El Baconquere”, Joseito “El Bizco” (del juego Embemoro y actualmente Mokongo de una nueva tierra llamada: Efi Emban), Pancho “El Largo” (del juego Ogonseny), El Gordo Santa Cruz (del Jugo Usagare Sangrimoto) y el difunto Aramy (del juego Nancuco), simbolizan cómo la corrupción estatal permeó incluso en las cárceles, llevando a la degradación de una institución que muestra la verdadera Cuba de Blancos y Negros, por considerarse incorruptible antes los males de la sociedad y hermandad entre sus integrantes.

¿Abakuá o agente del Estado?

Hoy, muchos cuestionan si es posible seguir perteneciendo al Abakuá sin convertirse en un peón de la Seguridad del Estado. La hermandad, diseñada para proteger a sus miembros, ha sido infiltrada y manipulada por un régimen que utiliza el miedo y la traición como herramientas de control.
El llamado a los miembros actuales y futuros del Abakuá es claro: reflexionar sobre si desean ser parte de una tradición sagrada o de un sistema que contradice sus valores fundamentales. En un contexto donde los hermanos pueden ser agentes encubiertos, la elección se convierte en un acto de resistencia y defensa de la verdadera esencia del Abakuá.

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