Maduro se aferra al poder con investidura ilegítima: Solo Díaz-Canel y Ortega asisten al acto simbólico de respaldo

En un evento cargado de simbolismo autoritario y ausencia de legitimidad democrática, Nicolás Maduro se adjudicó hoy una nueva “investidura presidencial” en un acto que refleja la continuidad de la crisis política que vive Venezuela. La ceremonia, realizada en el Palacio de Miraflores, careció del reconocimiento internacional y estuvo marcada por la presencia de sus aliados incondicionales: Miguel Díaz-Canel, el mandatario cubano, y Daniel Ortega, presidente de Nicaragua, ambos conocidos por liderar regímenes represivos en sus respectivos países.

Una investidura sin legitimidad

El acto se realizó pese a que el pasado 28 de julio los venezolanos eligieron a Edmundo González Urrutia como presidente en unas elecciones reconocidas por la comunidad internacional como justas y transparentes. Sin embargo, Maduro, quien ha manejado el poder en Venezuela con mano de hierro desde 2013, se negó a entregar el poder, alegando supuestas irregularidades que carecen de sustento. Este nuevo acto de investidura representa un claro intento de perpetuar su mandato, ignorando la voluntad popular y profundizando la crisis institucional en el país.

El respaldo de las dictaduras aliadas

La asistencia al evento fue mínima, lo que evidencia el aislamiento internacional de Maduro. Solo estuvieron presentes Díaz-Canel y Ortega, dos líderes cuya afinidad con el chavismo se basa en la mutua dependencia política y económica. Ambos dirigentes, al igual que Maduro, enfrentan críticas globales por sus continuas violaciones a los derechos humanos y el desprecio por los principios democráticos.

Díaz-Canel elogió a Maduro por “su resistencia ante el imperialismo”, mientras que Ortega lo calificó como “un líder valiente”. Estas declaraciones no sorprendieron, considerando que los tres regímenes comparten estrategias represivas para aferrarse al poder, a menudo mediante la persecución de opositores, la manipulación de elecciones y el uso de la fuerza estatal para silenciar disidencias.

Un pueblo que clama justicia

Mientras tanto, en las calles de Venezuela y en el exilio, miles de venezolanos siguen denunciando la usurpación del poder. Las manifestaciones, tanto dentro como fuera del país, exigen que se respete el resultado electoral y se permita a González Urrutia asumir la presidencia como corresponde. Líderes internacionales y organizaciones de derechos humanos han condenado el acto de Maduro, calificándolo como una burla al sistema democrático.

El futuro incierto de Venezuela

La investidura ilegítima de Maduro no solo perpetúa la crisis política, sino que también agrava la situación económica y social de Venezuela, que ya enfrenta niveles alarmantes de pobreza, hiperinflación y migración masiva. A medida que el país sigue atrapado en el limbo político, la comunidad internacional tiene un papel crucial para presionar por una transición pacífica y el respeto a la voluntad del pueblo venezolano.

Con su acto de hoy, Maduro refuerza su imagen como un líder aislado y desesperado por mantenerse en el poder a toda costa. Sin embargo, la resistencia del pueblo venezolano y el creciente rechazo internacional dejan claro que su régimen no podrá sostenerse indefinidamente. La lucha por la democracia en Venezuela sigue siendo una causa urgente que trasciende fronteras.

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