
Asesinato de preso en El Combinado del Este: Denuncian brutalidad de los guardias contra Pedro Pablo
En un nuevo episodio de violencia institucional en las cárceles cubanas, se ha confirmado la muerte del preso común Pedro Pablo, quien falleció anoche en el hospital tras un brutal ataque perpetrado por guardias de la prisión El Combinado del Este, en La Habana. Este hecho ha causado indignación y renovado cuestionamientos sobre las condiciones en los centros penitenciarios del país.
Según información obtenida, Pedro Pablo, quien trabajaba como electricista en la prisión, se encontraba de pase cuando los guardias lo fueron a buscar. En circunstancias aún no esclarecidas, fue agredido físicamente por órdenes del jefe de la zona 0, identificado como Sergio. Durante el ataque, a Pedro Pablo le rompieron dos costillas antes de ser recluido en una celda bajo condiciones desconocidas. Su estado de salud se agravó rápidamente y fue trasladado al hospital, donde falleció.
Fuentes cercanas a la prisión denuncian que este tipo de actos violentos son frecuentes y que los guardias actúan con total impunidad, aprovechándose del hermetismo que rodea al sistema penitenciario cubano. La muerte de Pedro Pablo vuelve a poner en el foco la situación de los derechos humanos en las cárceles del país, donde se reportan constantes abusos, maltratos y condiciones infrahumanas para los reclusos, ya sean presos comunes o políticos.
Impunidad y falta de supervisión
El principal señalado en este caso, el jefe de la Zona 0 conocido como Sergio, es acusado de liderar un entorno de abuso de poder y violencia sistemática contra los reclusos. Activistas y defensores de los derechos humanos exigen una investigación exhaustiva y transparencia en el manejo de este caso. Sin embargo, el historial de encubrimientos por parte de las autoridades cubanas genera escepticismo sobre la posibilidad de que se haga justicia.
Clamor por justicia
Familiares de Pedro Pablo, quienes prefieren mantenerse en el anonimato por temor a represalias, exigen respuestas y justicia por su muerte. “Pedro Pablo no merecía morir así. Era un hombre que cumplía con su trabajo, incluso dentro de la prisión”, declaró un allegado.
Este trágico incidente se suma a una serie de denuncias recientes que exponen la violencia estructural en el sistema carcelario cubano. La comunidad internacional y los defensores de derechos humanos llaman a las autoridades cubanas a tomar medidas inmediatas para garantizar la seguridad de los reclusos y acabar con la impunidad de los abusos cometidos en las prisiones del país.
Mientras tanto, la familia de Pedro Pablo y otros presos continúan esperando respuestas en un entorno donde el silencio parece ser la norma y la justicia, una utopía inalcanzable.







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