El sistema de salud cubano en entredicho por nuevas “donaciones” públicas

La reciente publicación del Dr. Manuel Rivero Abella en Facebook vuelve a encender las luces sobre las profundas carencias del sistema de salud en Cuba. Esta vez, el Hospital Docente Ginecobstétrico “Ramón González Coro” “agradeció profundamente” la llegada de una donación de medicamentos por parte de la Sociedad Cataluña-Cuba. Lo que en otra época hubiera sido una anécdota simbólica, hoy se convierte en una dolorosa radiografía de la realidad que enfrenta la salud pública en la Isla.

La imagen compartida muestra a representantes del hospital recibiendo con entusiasmo un cargamento de cajas de medicamentos. Mientras que para muchos países estos recursos serían parte del abastecimiento cotidiano, en el contexto cubano exhibir como “importante donación” lo que debería ser un mínimo indispensable, no hace más que poner de manifiesto las carencias que atraviesa el sector.

No es la primera vez que un suceso de este tipo sale a la luz en redes sociales. Hace poco, el supuesto “héroe” y espía Gerardo Hernández también protagonizó otra entrega, en aquella ocasión se trató de una presilladora y unas cuantas cajas de presillas destinadas a otro hospital. Si la intención era inspirar admiración, lo único logrado fue dejar en evidencia la precariedad del sistema: insumos de oficina, tan básicos y económicos en otros lugares, son recibidos con pompa y boato, como si se tratara de algo excepcional.

A la vista del público, estas publicaciones no solo generan desconcierto, sino también preguntas incómodas. ¿Cómo es posible que un país que durante décadas ha defendido a capa y espada la supuesta excelencia de su sistema de salud, llegue hoy a exhibir como triunfo lo que en realidad es una humillante admisión de su decadencia? ¿Hacia dónde quiere llegar el gobierno con esta clase de propaganda, que inevitablemente termina socavando la imagen que durante tanto tiempo ha querido proyectar?

El gesto de la Sociedad Cataluña-Cuba, sin duda bienintencionado, cobra un matiz distinto ante las carencias estructurales del país. Lejos de verse como un acto de solidaridad entre pueblos, queda como una escena patética donde la donación se alza como salvavidas en medio de un naufragio. El gobierno no parece comprender el efecto mediático de estas publicaciones: en lugar de reflejar avance o fortaleza, exponen la cruda dependencia y el colapso de un sistema largamente idealizado.

Así, mientras se alzan las cajas de medicamentos frente a la cámara, el mensaje que se transmite es muy distinto al que probablemente quisieran dar: en Cuba, la salud pública pasa hoy por uno de sus momentos más difíciles, y estas “importantes donaciones” no hacen más que confirmar que la vitrina ha quedado rota y el deterioro ya no se puede ocultar.

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