Reaparece el represor conocido como «mayor Alejandro» en La Habana tras cuatro años de ausencia

El represor identificado como el «mayor Alejandro» de la Seguridad del Estado cubana, reconocido por su papel en la persecución de periodistas y activistas en 2020, reapareció hoy en La Habana. La periodista independiente Camila Acosta, del medio Cubanet, lo identificó en un encuentro inesperado, acompañado de su pareja, el escritor Ángel Santiesteban. El suceso fue documentado en un video que muestra al sujeto intentando arrebatarle el teléfono mientras intentaban capturar su rostro para futuras denuncias.

Un rostro que el tiempo no borra

Camila Acosta compartió en su perfil de Facebook los detalles de este encuentro. Según la periodista, en un principio no lo reconoció, pero pronto confirmó que se trataba del hombre que lideró numerosos actos de represión en su contra en 2020. Alejandro estuvo directamente involucrado en desalojos arbitrarios, interrogatorios, amenazas y acusaciones fabricadas contra Acosta y otras figuras destacadas como Iliana Hernández, Nancy Alfaya, Marthadela Tamayo y María Matienzo.

«Cuatro años sin verlo, pero una cara como esa difícilmente se olvida», escribió Acosta, quien relató cómo el represor, durante uno de sus interrogatorios, llegó a amenazar indirectamente a sus abuelos, utilizando la enfermedad de estos como herramienta para intentar quebrantarla. «Ese día también ordenó a un policía que me acusara de ‘violación de domicilio’, pese a que no había ninguna prueba de ese supuesto delito», añadió.

Un cambio de departamento no lo alejó de las calles

Según Acosta, el represor desapareció de su radar a finales de 2020, aunque María Matienzo lo vio meses después manejando un vehículo del Instituto Nacional de Deportes, Educación Física y Recreación (INDER). Esto llevó a suponer que había sido transferido a otro departamento, pero su actitud intimidatoria no ha cambiado.

Justicia pendiente

En el video compartido por Acosta, el mayor Alejandro, visiblemente nervioso, intentó sin éxito arrebatarle el teléfono para evitar ser grabado. Sin embargo, su rostro quedó registrado como evidencia para futuras denuncias. «Es bueno que estos sicarios entiendan que su impunidad se les acabará, y que ni escondiéndose debajo de una piedra podrán evadir la justicia», señaló la periodista.

Acosta también hizo énfasis en que el cambio político en Cuba es inevitable y que figuras como Alejandro deberán enfrentar las consecuencias de sus actos. «No podrá escudarse en que solo cumplía órdenes. Sus actos están documentados y serán pruebas irrefutables cuando llegue el momento», aseguró.

Una lucha constante por la verdad

La aparición de Alejandro es un recordatorio de los peligros que enfrentan los periodistas y activistas cubanos en su lucha por los derechos humanos y la libertad de expresión. Camila Acosta, junto a su pareja y otros colegas, continúa exponiendo estos casos a pesar de las amenazas y el hostigamiento, dejando claro que la impunidad de los represores tiene un límite.

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