
La leche en Maiquesito: entre deudas del Estado y niños sin sustento
La crisis económica que asfixia a Cuba se refleja con crudeza en el poblado de Maiquesito, en la provincia de Guantánamo. Allí, decenas de niños se han quedado sin leche debido al impago del Estado a los campesinos locales, principales productores del producto en la región. Esta situación pone en evidencia el fracaso del sistema de subvenciones estatales, que prometía garantizar leche a precio accesible para los más pequeños hasta los siete años de edad.
Una promesa incumplida
El Estado cubano se comprometió a pagar 100 pesos por cada litro de leche entregado por los campesinos, con el fin de mantener el suministro a las bodegas donde las familias acceden a la leche por un simbólico precio de 1 peso por litro. Sin embargo, desde hace meses, los pagos no se han realizado, lo que ha llevado a los productores a suspender la entrega de leche.
“Estamos cansados de trabajar sin recibir lo que nos corresponde. ¿Cómo seguimos produciendo si no tenemos con qué mantener nuestras vacas?”, expresó un campesino de la zona bajo condición de anonimato.
Precios prohibitivos y familias desesperadas
La ausencia de leche en las bodegas obliga a las familias a buscar alternativas en el mercado negro o en las mypimes (micro, pequeñas y medianas empresas), donde los precios son exorbitantes. Un kilo de leche en polvo cuesta alrededor de 1,200 pesos cubanos, un litro de leche líquida alcanza los 150 pesos, y la leche condensada se vende a 550 pesos la lata. Estas cifras son impagables para la mayoría de las familias cubanas, cuyo salario promedio ronda los 3,000 pesos mensuales.
“Mi hijo de cuatro años lleva semanas sin tomar leche. Comprar un litro a 150 pesos está fuera de nuestro alcance”, lamenta una madre residente en Maiquesito.
El dilema del campesino y la escasez estructural
La falta de pago a los productores no solo perjudica a las familias, sino que también agrava la crisis del sector agropecuario. Según expertos, el desinterés del Estado por honrar sus compromisos financieros desincentiva la producción local, aumentando la dependencia del país de costosas importaciones y dejando desprotegidos a los grupos más vulnerables.
En un modelo donde productos esenciales como la leche son subvencionados por el Estado, las fallas en la cadena de pagos desnudan una gestión ineficiente y desorganizada. Sin pagos a los campesinos, no hay producción; sin producción, no hay suministro; y sin suministro, los niños de Maiquesito quedan condenados a una dieta sin el básico aporte nutritivo de la leche.
Una crisis sin solución a la vista
Mientras el régimen cubano se centra en justificar las carencias con el embargo económico, en poblados como Maiquesito la realidad es otra: los campesinos piden pagos justos y a tiempo, y las familias luchan por conseguir alimentos básicos. La brecha entre las promesas oficiales y las necesidades reales de la población se ensancha cada día, dejando a los más inocentes como víctimas de un sistema colapsado.
Esta situación, lejos de ser exclusiva de Maiquesito, refleja un problema nacional. La leche, símbolo de cuidado y nutrición infantil, se ha convertido en un lujo inaccesible para muchas familias cubanas, mientras el régimen continúa fallando en su deber de garantizar derechos básicos.







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