
Dayarys Pérez Cruz, oriunda del barrio conocido como El Centro Escolar en el municipio de Manatí, provincia de Las Tunas, Cuba, se encuentra actualmente en México intentando cruzar la frontera hacia los Estados Unidos. Sin embargo, su pasado como colaboradora del régimen comunista cubano ha salido a la luz gracias al testimonio del ex prisionero político Laudel Camacho Ricardo, ahora exiliado en Estados Unidos.
Según Camacho, Dayarys Pérez Cruz fue una ferviente aliada del régimen cubano, conocida por proporcionar información a la policía sobre las actividades de sus vecinos, particularmente durante momentos de tensión política y represión. Uno de los casos más alarmantes ocurrió en 2016, tras la muerte del dictador Fidel Castro, cuando se impusieron tres días de luto nacional obligatorio en Cuba. Durante ese período, muchos cubanos fueron víctimas de golpizas, arrestos arbitrarios y persecuciones por no adherirse al luto forzoso.
En aquel momento, Dayarys informó a las autoridades sobre los pastores Rafael y María, quienes se dirigían a una pequeña iglesia en el mismo barrio. Su único «delito» fue escuchar música cristiana durante el luto impuesto. La denuncia provocó una agresión violenta de la policía contra los pastores. Los agentes irrumpieron en la iglesia, destruyeron su equipo de música, los maltrataron física y verbalmente y ofendieron sus creencias religiosas. Posteriormente, el matrimonio fue detenido y pasó tres días en condiciones deplorables en un calabozo, tras lo cual fueron liberados con una multa de 5.000 CUP.
Ahora, Dayarys Pérez Cruz intenta distanciarse de su pasado y buscar un nuevo comienzo en los Estados Unidos, un país al que muchas de sus víctimas han acudido en busca de libertad y seguridad tras sufrir los abusos del régimen al que ella sirvió. Su caso ha generado indignación entre miembros de la diáspora cubana, quienes ven su intento de ingresar a Estados Unidos como una burla hacia quienes han sido perseguidos por el sistema que ella ayudó a sostener.
El llamado es claro: esta información debe ser difundida para que las autoridades estadounidenses tengan conocimiento de su historial y evalúen cuidadosamente su situación antes de permitirle el ingreso al país. Muchos consideran que Dayarys Pérez Cruz debería enfrentar las consecuencias de sus acciones y no beneficiarse de la libertad que, en su momento, niega a otros.
«No se puede permitir que personas que han sido parte activa de la represión se conviertan en refugiados políticos en los mismos países donde tantas víctimas han encontrado asilo y esperanza», afirmó Camacho Ricardo, quien instó a la comunidad a compartir esta historia.
La situación pone de manifiesto la necesidad de un escrutinio más riguroso para quienes buscan establecerse en naciones democráticas, especialmente cuando existen evidencias de colaboración activa con regímenes autoritarios.







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