La dictadura cubana implementa un nuevo “alivio”: cargar teléfonos en centros estatales

En medio de la creciente crisis energética que azota a Cuba, la dictadura ha puesto en marcha una nueva medida para apaciguar el malestar ciudadano: permitir que los cubanos recarguen sus teléfonos móviles en centros estatales, como hospitales y ministerios. Esta “iniciativa”, que aparentemente busca brindar un respiro en momentos en que el país se enfrenta a apagones prolongados, refleja la aguda precariedad en la que vive la población.

La Habana empieza a sentir los cortes eléctricos, con zonas donde los residentes han reportado hasta 30 horas sin corriente. En cuanto las condiciones climáticas empeoraron debido a los efectos del huracán Rafael, las autoridades respondieron con un apagón masivo, justificando la decisión como una medida preventiva. Sin embargo, muchos cubanos señalan que esta excusa es ya un patrón recurrente del régimen para eludir la responsabilidad ante el colapso de la infraestructura eléctrica.

El Hospital Carlos III es uno de los escenarios de esta iniciativa, donde se han congregado decenas de personas, no para recibir atención médica, sino para cargar sus dispositivos móviles. Las imágenes captadas en las instalaciones muestran salas abarrotadas de ciudadanos que, con paciencia, esperan la oportunidad de enchufar sus teléfonos y obtener un poco de conexión en medio de la oscuridad.

La medida, que en cualquier otro contexto podría parecer trivial, refleja la realidad de un país en el que el acceso a la energía eléctrica se ha convertido en un lujo. Lejos de ofrecer soluciones estructurales a los problemas energéticos, el gobierno cubano intenta aliviar el descontento popular con un acceso temporal a los puntos de carga en instalaciones estatales. Pero para muchos, esto es solo un paliativo que no aborda el verdadero problema: un sistema eléctrico obsoleto y una administración incapaz de garantizar los servicios básicos.

Mientras tanto, los cubanos intentan adaptarse a esta “normalidad” impuesta. Las nuevas órdenes permiten a la ciudadanía acceder a los enchufes de hospitales y ministerios, aunque para muchos, esto significa desplazarse largas distancias y soportar largas filas.

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