Nelson Caballero Díaz, un joven esposo y padre de dos hijos pequeños, lleva más de 12 días detenido e incomunicado tras recibir una brutal golpiza por parte de la Policía Nacional Revolucionaria (PNR) y ciudadanos informantes del régimen, conocidos como “chivatos”, en el municipio camagüeyano de Jimaguayú. Caballero fue agredido luego de protestar pacíficamente contra los prolongados apagones que afectan a la población cubana desde hace casi un año.

El incidente comenzó cuando Nelson decidió alzar su voz para expresar el descontento generalizado de los camagüeyanos frente a la crisis energética que ha dejado al país en la oscuridad. Su acto de protesta pacífica fue respondido con violencia, y tras la golpiza, fue trasladado a un hospital donde le realizaron un certificado médico por las lesiones sufridas a manos de la PNR. Sin embargo, lo que debería haber sido un simple procedimiento médico se convirtió en el inicio de una situación aún más alarmante: las autoridades han decidido ensañarse con él y actualmente lo mantienen detenido e incomunicado en el Departamento de Seguridad del Estado de Camagüey.

La familia de Nelson, incluyendo su esposa, ha sido impedida de verlo, sin que se les otorgue explicación alguna sobre su estado de salud o el motivo de la prolongada detención. Su esposa, en declaraciones realizadas a través de un contacto confidencial, expresó que teme por la integridad física y psicológica de Nelson, quien permanece incomunicado y bajo amenaza de ser procesado en un caso fabricado por las autoridades. El objetivo, según fuentes cercanas, sería castigarle por atreverse a expresar el malestar colectivo, en lugar de atender las demandas legítimas de una ciudadanía agotada por el deterioro de la calidad de vida.

Desde hace meses, el régimen cubano enfrenta crecientes muestras de resistencia y rechazo popular, especialmente en las zonas afectadas por los constantes apagones. En Camagüey, estos cortes eléctricos se han vuelto particularmente insoportables, con habitantes que aseguran que en ocasiones pasan más de 21 horas sin electricidad. En este contexto, el caso de Nelson Caballero Díaz resalta como un ejemplo claro de cómo el Estado busca reprimir a quienes denuncian públicamente la crisis.

Diversos grupos de derechos humanos y organizaciones independientes ya han manifestado su preocupación por el caso de Caballero, denunciando la falta de transparencia en su detención y el riesgo de tortura o maltrato durante su encarcelamiento. “Este tipo de abusos se ha convertido en una táctica recurrente del régimen para silenciar cualquier voz disidente”, señaló un activista independiente que prefirió mantenerse en el anonimato. “No es solo Nelson; es el miedo colectivo que el régimen quiere imponer para evitar que más personas salgan a las calles”.

Mientras el país enfrenta una crisis energética sin precedentes, la respuesta gubernamental continúa priorizando la represión por encima del diálogo. El caso de Nelson Caballero Díaz representa un recordatorio de las dificultades que enfrentan los cubanos para ejercer su derecho a la libre expresión y de los riesgos que corren quienes se atreven a alzar la voz en un ambiente de creciente represión.

La familia de Nelson, junto con activistas locales y organizaciones de derechos humanos, exige su liberación inmediata y un alto a las prácticas represivas de la Seguridad del Estado. La detención arbitraria de Caballero y la falta de acceso familiar constituyen violaciones fundamentales de los derechos humanos, y el pueblo camagüeyano clama por justicia y transparencia.

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