Entre los años 2015 y 2019, el régimen cubano realizó una serie de inversiones hoteleras que alcanzaron un total de 2,150 millones de dólares, según se detalla en un informe que desglosa los proyectos financiados por la corporación militar GAESA (Grupo de Administración Empresarial S.A). Esta cifra monumental contrasta dramáticamente con la crítica situación energética del país, que sufre de apagones prolongados y una falta evidente de infraestructura eficiente para la generación eléctrica.

La Contradicción en la Inversión

Durante el periodo mencionado, el régimen priorizó la construcción de una serie de hoteles de lujo, incluyendo los proyectos más emblemáticos como el Hotel Manzana Kempinski, con una inversión de 500 millones de dólares en 2017, y la construcción de la Torre K23, vinculada al general Luis Alberto Rodríguez López-Calleja, en 2019, por un monto similar de 400 millones de dólares. Entre otros proyectos relevantes se destacan:

• Meliá Jardines del Rey (2015): $200 millones.

• Iberostar Grand Packard (2018): $300 millones.

• Kempinski Cayo Guillermo (2019): $300 millones.

• Renovación del Meliá Varadero (2018): $150 millones.

En total, las inversiones se destinaron a la construcción de ocho hoteles, mientras la crisis energética se agrava, afectando a la población cubana con apagones que, en algunas provincias, se extienden por más de 20 horas diarias.

Oportunidades Energéticas Desaprovechadas

El informe revela que la suma invertida en estos proyectos hoteleros habría sido suficiente para construir ocho plantas termoeléctricas con una capacidad de 400 MW cada una, lo cual habría tenido un impacto significativo en la estabilidad energética del país. En lugar de ello, las inversiones hoteleras se llevaron a cabo con un claro enfoque en el turismo extranjero, mientras las necesidades básicas de la población quedaron desatendidas.

La Crisis Energética y sus Repercusiones

Actualmente, Cuba enfrenta un escenario crítico en el sector energético, con apagones generalizados que han deteriorado la calidad de vida de los ciudadanos. Los cortes de electricidad no solo afectan a los hogares, sino también a las actividades económicas, la atención hospitalaria y la distribución de agua potable.

En un contexto donde la infraestructura eléctrica se encuentra colapsada, resulta alarmante la decisión de priorizar inversiones en turismo de lujo por encima de las necesidades esenciales de la población. La apuesta por proyectos hoteleros no solo refleja un modelo de desarrollo desalineado con las urgencias del país, sino que también evidencia la falta de transparencia y criterio a la hora de asignar recursos fundamentales para el bienestar social.

La Realidad de las Termoeléctricas en Cuba

Las plantas termoeléctricas cubanas, muchas de ellas obsoletas, presentan deficiencias de mantenimiento y fallas frecuentes. El reporte sugiere que el monto destinado a estas inversiones hoteleras podría haber permitido la renovación o construcción de nuevas plantas, lo cual habría aliviado en gran medida la actual crisis energética.

Mientras la población cubana sufre apagones constantes, la narrativa de las millonarias inversiones hoteleras pone en evidencia una desconexión entre las prioridades del régimen y las necesidades de la ciudadanía. Las inversiones en el turismo de lujo contrastan con la carencia de recursos esenciales y la inestabilidad de un sistema eléctrico que requiere una modernización urgente. La elección de financiar hoteles en lugar de plantas termoeléctricas no solo deja un rastro de insatisfacción y frustración, sino que también plantea serios cuestionamientos sobre el modelo de desarrollo económico y social de la isla.

En un país donde la crisis energética impacta diariamente a millones de personas, la falta de previsión y el enfoque en proyectos turísticos parecen un lujo incomprensible e injustificado.

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