En el marco de la creciente represión en Cuba, una historia reciente ha despertado la preocupación de los miembros de la Iglesia Bautista Libre de Canasí, en la provincia de Mayabeque. El protagonista es Jairo David González Osoria, un ex miembro de los Boinas Negras, las fuerzas represivas al servicio del régimen cubano, conocido por haber participado en la violenta represión de las manifestaciones del 11 de julio de 2021. Sin embargo, su vida dio un giro repentino cuando, de la noche a la mañana, González Osoria declaró haber pedido la baja del ejército comunista y anunció que deseaba convertirse en cristiano.

Jairo David González Osoria con su perro cuando ejercía de Boina Negra en mayo del 2021   

González Osoria comenzó a asistir regularmente a la Iglesia Bautista Libre de Canasí, donde fue recibido como miembro de la congregación. Fue allí donde conoció a Rosabel Toirac, una joven cristiana de toda la vida, con quien contrajo matrimonio. A partir de ese momento, la situación en la iglesia cambió drásticamente. El pastor de la congregación, Yober Bautista, empezó a recibir presiones y advertencias por parte de la Seguridad del Estado, lo que levantó sospechas entre los feligreses.

Las intenciones detrás de la conversión de González Osoria no pasaron desapercibidas. Miembros de la iglesia temen que este hombre no haya abandonado completamente su vínculo con el régimen, sino que esté actuando como un infiltrado con la misión de ocupar cargos dentro de la iglesia y sus ministerios. Esta táctica no sería nueva: es bien conocido que el gobierno cubano ha utilizado a agentes encubiertos para monitorear y controlar instituciones religiosas, no solo en Mayabeque, sino en todo el país. De hecho, ya han comenzado a sonar las alarmas dentro de la congregación, preocupados por el papel que podría desempeñar González Osoria en el futuro, ya que actualmente está estudiando para ser pastor de una iglesia.

La situación recuerda otros casos de infiltración en organizaciones religiosas por parte de la Seguridad del Estado. Un ejemplo reciente es el de la masonería cubana, que expulsó a un supuesto Gran Maestro que resultó ser un agente del gobierno. Casos similares han sido documentados, como el del agente «Ramiro», quien fue captado desde la Iglesia Católica, un tema ampliamente cubierto por el periodista Mario Vallejo en un documental revelador llamado «Sacerdote, Amante y Espía».

Además, las alarmas en el entorno familiar de Rosabel Toirac también han sido encendidas. Su padre, Juan Toirac, no está al tanto de que su yerno, Jairo David González Osoria, ha sido acusado de una presunta agresión física a su hija, sólo ella podrá hablar y decir si esta acusación es cierta, siendo cristiana no podrá eludir la verdad. Este patrón de conducta refuerza las sospechas de que González Osoria continúa trabajando como un agente encubierto de la Seguridad del Estado, utilizando su relación con la iglesia para consolidar su influencia y poder.

Lo que resulta particularmente preocupante en este caso es la facilidad con la que González Osoria parece haber abandonado las fuerzas armadas del régimen, cuando es bien sabido que los miembros de instituciones represivas no suelen tener la opción de retirarse sin enfrentar serias repercusiones. Esto, unido a la creciente presión sobre el pastor y la posible infiltración en los ministerios de la iglesia, sugiere que estamos ante una operación de manipulación y control orquestada por el régimen cubano.

Este caso plantea serias dudas sobre la seguridad y la libertad de las instituciones religiosas en Cuba, que han sido blanco de la represión y el monitoreo constante del régimen. La comunidad de la Iglesia Bautista Libre de Canasí está alerta, y con razón. La posibilidad de que González Osoria, un ex represor, esté en camino de ocupar un cargo de liderazgo dentro de la iglesia, no solo compromete la integridad de la congregación, sino que también pone en riesgo la libertad religiosa en Cuba, un derecho que el régimen busca controlar a toda costa.

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