En una desgarradora publicación en su perfil de Facebook, el activista cubano Adrián Rubio denuncia una realidad cada vez más palpable en las calles de La Habana: el avance imparable de las drogas y su impacto devastador en la juventud. “Hace rato vengo diciendo que Cuba va camino a un México o una Colombia”, comenta Rubio, “pero jamás pensé que eso iba a llegar tan rápido”. Su mensaje, acompañado de imágenes impactantes de jóvenes aparentemente bajo el efecto de estupefacientes, deja al descubierto una problemática que, a ojos de muchos, está fuera de control.

Las fotografías, tomadas en pleno día bajo el sol habanero, muestran a varios jóvenes en un estado de total abandono, sentados o desplomados en bancos y aceras. El escenario es desolador: cuerpos inertes, sin movimiento, reflejando el sombrío efecto de las drogas que han encontrado su camino en las calles de la capital cubana.

Una generación atrapada

El comentario de Rubio no es solo una advertencia, sino un grito de alarma. La adicción está consumiendo a los jóvenes cubanos a un ritmo acelerado, y las imágenes que comparte son una evidencia visual de esta realidad. “Las calles están llenas de drogas y son los jóvenes los mayores consumidores”, afirma con tristeza. La comparación con países como México y Colombia, conocidos por sus crisis de narcotráfico y violencia relacionada, subraya el miedo de Rubio ante lo que considera un futuro oscuro para su país.

El fenómeno del ‘zombie’ en La Habana

El término “zombies” que utiliza Rubio para describir a estos jóvenes no es casualidad. Las drogas que los atrapan parecen dejarlos en un estado de letargo, robándoles la vitalidad y sumergiéndolos en una existencia apática, sin rumbo. Las imágenes de cuerpos desplomados bajo el sol o sentados, inmóviles, mientras el mundo a su alrededor sigue su curso, pintan un retrato inquietante de una juventud atrapada en la adicción.

Una crisis que no se puede ignorar

Adrián Rubio finaliza su mensaje con una súplica: “Que Dios se apiade de todos nosotros, ya que el camino que llevamos es bien, pero bien oscuro”. Su llamado resuena con fuerza, pues la crisis de drogas en Cuba, especialmente entre los jóvenes, es una problemática que parece no tener soluciones a la vista. Mientras el régimen centra sus esfuerzos en otras áreas, la falta de oportunidades y la desesperación están empujando a muchos jóvenes a buscar consuelo en sustancias peligrosas, con consecuencias devastadoras.

Cuba, un país que ha enfrentado décadas de crisis económica y social, ahora se enfrenta a un nuevo y peligroso enemigo: el aumento de las drogas en sus calles. Y, como muestra Rubio, son los más jóvenes quienes están pagando el precio más alto, en una espiral que amenaza con llevar a toda una generación al abismo.

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