En un acto simbólico que marca un acontecimiento inusual dentro del sistema de salud cubano, la doctora Ana Nastia Tamayo Ortiz, jefa del Servicio de Neonatología del Hospital Provincial General Universitario Vladimir Ilich Lenin, recibió como obsequio un automóvil viejo “en nombre del pueblo cubano”. Este gesto, realizado en reconocimiento a su invaluable aporte a la salud pública, ha sido celebrado por sus años de trabajo y dedicación en la provincia de Holguín y en toda Cuba.

El acto de entrega tuvo lugar frente al hospital Lenin, donde el vehículo, decorado con globos de colores blanco, amarillo y rojo, destacaba entre los asistentes. Sin embargo, a pesar de la magnitud del reconocimiento, el auto entregado a la doctora no es nuevo. Se trata de un modelo de vehículo económico de color blanco, que ya muestra signos de desgaste y uso prolongado, lo que incluye una llanta de repuesto colocada en una de las ruedas delanteras y otras evidencias de mantenimiento básico que dejan en claro que no es un auto nuevo de concesionario.

Este reconocimiento resalta una realidad compleja en Cuba, donde los médicos, a pesar de su arduo trabajo y dedicación, enfrentan dificultades económicas tan profundas que les impiden acceder a bienes básicos como un automóvil. En cualquier otra parte del mundo, un profesional recién graduado en el campo de la medicina podría adquirir un vehículo nuevo o usado sin mayores dificultades. Sin embargo, en Cuba, la crisis económica, sumada a las restricciones salariales, hacen que adquirir un auto, incluso de segunda mano, sea prácticamente imposible.

El gesto es, sin duda, un merecido reconocimiento a la doctora Tamayo Ortiz. No obstante, este evento también pone en relieve las limitaciones a las que se enfrentan los trabajadores de la salud en el país. Lo que en otras naciones sería un derecho básico para cualquier médico, en Cuba, se convierte en un raro y significativo privilegio.

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