Alberto Turis Betancourt Pérez, reconocido activista y defensor de los derechos humanos, ha lanzado un llamado a la acción para este lunes a las 9:00 am, convocando a una manifestación frente al Capitolio en La Habana. La protesta tiene un objetivo claro: alzar la voz contra el tráfico de drogas que, según Turis, está destruyendo el futuro de los jóvenes cubanos.
“Hermanos, amigos y familias que estén en contra de las drogas que matan a nuestros hijos, los convoco a una manifestación”, dijo Turis en un mensaje público, apelando a la unión ciudadana frente a lo que considera un problema crítico. Su llamado concluye con un emotivo reclamo: “Nuestros hijos no se tocan”.
A pesar de la urgencia del mensaje, hay una interrogante latente: ¿responderán los padres y las familias al llamado? Hasta ahora, Turis ha librado una lucha solitaria contra el tráfico de drogas en su comunidad, enfrentándose no solo a la inacción de las autoridades, sino también a la apatía o miedo de muchos ciudadanos. Según el activista, la falta de respaldo refleja un temor más profundo que ha mantenido a los padres al margen de esta lucha, priorizando su seguridad por encima de la protección activa de sus hijos.
“El miedo los tiene paralizados,” comentó Turis en una entrevista reciente, haciendo referencia a la poca respuesta que ha recibido de las familias afectadas. Este miedo a represalias o al enfrentamiento con un sistema que parece ignorar la crisis de las drogas ha dejado a Turis prácticamente solo en su batalla. “El amor a los hijos debería estar por encima del miedo,” insistió, con la esperanza de que su convocatoria de mañana marque un punto de inflexión.
Hasta ahora, el gobierno cubano no ha emitido comentarios sobre la manifestación prevista, lo que genera incertidumbre sobre cómo se desarrollarán los eventos frente al Capitolio. La movilización ciudadana es clave para el éxito de esta protesta, y los ojos estarán puestos en si las familias afectadas se atreverán a acompañar a Turis en esta valiente, aunque peligrosa, demostración.
El desafío sigue en pie: ¿se impondrá el miedo o el amor por los hijos será más fuerte?







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