El presidente designado de Cuba, Miguel Díaz-Canel, confirmó en su cuenta de X (anteriormente Twitter) el fallecimiento de Halil Karadeniz, un trabajador turco de la compañía Karen, quien había resultado gravemente herido en el incendio de una patana de generación eléctrica flotante en La Habana el pasado mes de septiembre. El incidente dejó a Karadeniz y a otros siete trabajadores heridos, en un accidente que generó preocupación sobre la seguridad en estas infraestructuras energéticas.
El incendio, ocurrido el 26 de septiembre de 2024, afectó una de las patanas generadoras de electricidad que la compañía turca opera en la isla, clave para mitigar la crisis energética que atraviesa Cuba. Según informes iniciales, el fuego se originó durante la operación de la central flotante y requirió la intervención inmediata de los bomberos y autoridades locales. Ocho personas resultaron lesionadas en el incidente, entre ellas Karadeniz, quien sufrió heridas de gravedad.
Díaz-Canel expresó sus condolencias a los familiares del fallecido, así como a sus compañeros de trabajo y al gobierno de Turquía. El presidente subrayó la importancia de la colaboración internacional en el área energética y destacó los sacrificios de los trabajadores involucrados en estos proyectos críticos para el país.
Antecedentes del Accidente
El incendio en la central flotante de La Habana puso en evidencia los riesgos inherentes a la dependencia de estas soluciones temporales de generación de energía. Estas patanas han sido fundamentales para suplir la demanda energética de la isla, que ha sufrido continuos apagones debido a la obsolescencia de su infraestructura y la escasez de combustibles.
La compañía Karen, con sede en Turquía, es una de las principales proveedoras de generadores flotantes para Cuba, un país que en los últimos años ha tenido que recurrir a la contratación de servicios energéticos internacionales para compensar la falta de capacidad de generación propia.
Reacciones y Consecuencias
La muerte de Halil Karadeniz resalta la peligrosidad de las labores en las centrales eléctricas flotantes, que se encuentran en operación constante bajo condiciones extremas. Las investigaciones sobre el origen del incendio continúan, aunque hasta el momento las autoridades no han ofrecido detalles adicionales sobre las causas exactas del accidente.
El incidente también ha puesto en el foco la seguridad de los trabajadores extranjeros que operan en estos proyectos en Cuba, y ha despertado preocupación en otros sectores involucrados en infraestructuras críticas en la isla. La dependencia de soluciones temporales, como las patanas flotantes, plantea interrogantes sobre la viabilidad y seguridad de este tipo de proyectos en el largo plazo, mientras el país sigue buscando alternativas para resolver su crisis energética.
Este suceso también reaviva el debate sobre la sostenibilidad del actual modelo energético cubano, el cual depende en gran medida de la colaboración internacional para evitar el colapso total de su red eléctrica.







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