Anoche, Casablanca fue el escenario de una protesta espontánea cuando los vecinos, cansados de la falta de servicios básicos, tomaron la calle principal del barrio. La manifestación se desató tras un apagón que comenzó a las 4 de la tarde y se extendió hasta la medianoche, afectando gravemente la vida cotidiana de la comunidad.

La indignación de los residentes no tardó en hacerse sentir. A eso de las 10 de la noche, después de horas sin respuesta de la empresa eléctrica, los manifestantes decidieron cerrar la calle principal con basura, creando un cordón humano que impedía el paso de vehículos, tanto motos como automóviles. Entre los presentes, se destacaba un vecino que alzó la voz expresando el agotamiento colectivo por las condiciones de vida insostenibles: sin gas para cocinar, recurriendo a la leña, y con madres desesperadas que no tienen alimentos suficientes para sus hijos, ni merienda para enviar a la escuela. La comunidad de Casablanca, especialmente los más vulnerables, se ha visto duramente golpeada por esta crisis.

La situación escaló cuando llegaron tres patrullas de policía y el jefe de sector, conocido como Luis, quien llegó al lugar en una moto junto a otro funcionario del gobierno de Regla, también en motocicleta. Sin embargo, a pesar de la presencia policial, los vecinos no permitieron que las autoridades detuvieran al manifestante que lideraba las críticas. Este hombre, lejos de retractarse, aseguró estar dispuesto a presentarse en la unidad policial de Regla para reiterar sus denuncias. Los intentos de las fuerzas del orden por calmar a la multitud fueron inútiles; los gritos de «¡No queremos muela!» resonaban en la calle mientras la tensión seguía en aumento.

La protesta duró hasta que, finalmente, un equipo de la empresa eléctrica llegó al lugar y restableció el servicio. Sin embargo, para muchos en Casablanca, la situación reflejó la desesperación y el hastío que sienten por la falta de respuesta ante las necesidades básicas. A lo largo de la noche, las líneas telefónicas de la empresa eléctrica (18888) y el puesto de mando de la Unión Eléctrica (UNE) no ofrecieron respuestas satisfactorias, lo que agravó la frustración de los residentes.

Casablanca, como muchos otros barrios de la isla, está al límite. La precariedad de los servicios básicos y la falta de soluciones por parte del gobierno han llevado a sus habitantes a alzar la voz de maneras cada vez más radicales. La manifestación de anoche es solo un reflejo de una crisis que sigue sin resolverse.

Este evento pone de manifiesto que la paciencia del pueblo cubano está agotada, y que la indiferencia ante las necesidades más básicas puede ser el catalizador de futuras protestas en todo el país.

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