Hoy, 14 de septiembre, Kelvis Carlos García Reyes ha comenzado una huelga de hambre y sed desde el centro penitenciario Combinado del Este, donde se encuentra recluido bajo la acusación de tráfico de drogas, un cargo que su familia y él insisten es falso. Según informó su madre, Migdalina Reyes Jeres, durante una visita familiar el pasado viernes, Kelvis decidió tomar esta medida extrema como una forma desesperada de exigir la revisión de su caso y que se haga justicia.

El joven, que ha estado privado de su libertad desde el 25 de marzo, denuncia que ha sido víctima de una confabulación para incriminarlo en un delito que no cometió. “Me quieren inculpar por algo que no he hecho”, expresó Kelvis a su madre, quien ahora teme por la vida de su hijo ante la posibilidad de que la huelga afecte gravemente su salud.

Cuando pasen 72 horas después de haber iniciado la huelga de hambre y sed, las autoridades penitenciarias tomarán represalias, enviando a Kelvis a una celda de castigo donde permanecerá incomunicado. Según su madre, esta medida no solo agrava la ya precaria situación de Kelvis, sino que también le impide tener contacto con su familia, aumentando su sufrimiento y el de sus seres queridos.

“Es un llamado de auxilio”, asegura Migdalina Reyes. “Kelvis está dispuesto a sacrificar su salud porque ya no puede soportar más esta injusticia. No puede seguir siendo incriminado por algo que no hizo”.

Un Caso Plagado de Irregularidades

El caso de Kelvis ha estado marcado por numerosas irregularidades, según su familia. Desde su detención en marzo, ha sido acusado injustamente de tráfico de drogas, pese a que, según su madre, no se encontraba en la escena del crimen ni tenía conocimiento de los hechos. Kelvis fue involucrado en el caso tras la confesión bajo coacción de un hombre llamado Rodolfo Cantero, quien luego se retractó, admitiendo que fue obligado a implicar al joven a cambio de favores por parte de la Dirección Nacional Antidrogas (DNA).

A pesar de esta retractación, las autoridades han ignorado las peticiones de la defensa de revisar el caso y liberar a Kelvis. Su abogada presentó un cambio de medida que permitiría a Kelvis salir de la prisión preventiva, pero fue denegado por la fiscalía, lo que ha generado frustración e impotencia en la familia.

Un Grito Desesperado por Justicia

La huelga de hambre y sed es el último recurso de Kelvis para intentar ser escuchado. Su madre señala que el joven siente que el sistema judicial lo ha abandonado y que sus derechos han sido completamente violados. “Mi hijo no está dispuesto a rendirse, pero cada día que pasa en prisión es un día más de injusticia”, lamenta Migdalina Reyes.

La familia teme que el estado de salud de Kelvis se deteriore rápidamente, especialmente ahora que empieza la huelga y será trasladado a una celda de castigo sin acceso a comunicación. La incomunicación aumenta el riesgo de que su estado físico empeore sin que nadie pueda hacer nada al respecto.

El Llamado Urgente de una Madre

“Esto no es solo un acto de protesta, es un llamado de auxilio”, reitera Migdalina. La madre de Kelvis implora que las autoridades revisen el caso y permitan que la verdad salga a la luz. “Mi hijo es inocente y está dispuesto a poner su vida en riesgo para demostrarlo. No puedo soportar verlo sufrir de esta manera”.

La familia Reyes ha solicitado apoyo de organizaciones de derechos humanos y otros colectivos que puedan ayudar a visibilizar el caso de Kelvis y presionar para que las autoridades tomen medidas justas. “Lo único que pedimos es que se investigue correctamente, que no se siga manipulando la verdad”, exige la madre.

El caso de Kelvis Carlos García Reyes es solo uno más en una larga lista de acusaciones de irregularidades y abusos por parte de las autoridades en Cuba, según diversas denuncias de ciudadanos y organizaciones. Los derechos de los detenidos, la presunción de inocencia y el acceso a una defensa justa son aspectos recurrentemente señalados como áreas donde el sistema judicial cubano falla.

Para Kelvis y su familia, cada día es una lucha por la justicia, mientras el joven permanece tras las rejas. La huelga de hambre y sed es su forma de pedir que su voz no sea silenciada. “No puedo seguir así, quiero que se sepa la verdad”, concluyó Kelvis en su mensaje a su madre.

Conclusión

A medida que pasan las horas, el destino de Kelvis Carlos García Reyes pende de un hilo. Su huelga de hambre y sed, un gesto desesperado por justicia, expone las profundidades de su sufrimiento y su convicción de ser inocente. Mientras permanece aislado y sin comunicación, su familia y seres queridos claman por una revisión justa de su caso antes de que sea demasiado tarde.

La historia de Kelvis es un recordatorio de la necesidad urgente de garantías judiciales y del poder de una madre que, incansablemente, sigue luchando por la libertad de su hijo.

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