En Gerona, Isla de la Juventud, los vecinos de la zona están cada vez más preocupados y molestos por un problema que lleva tres días sin ser atendido. Las imágenes recientes muestran un salidero de aguas albañales que ha estado fluyendo sin control desde hace tres días, formando grandes charcos en la calle 32 y extendiéndose hasta la calle 41, la arteria principal de la localidad.




El flujo constante de agua sucia no solo representa un inconveniente para los peatones y conductores, sino que también plantea serias preocupaciones de salud pública. Las aguas albañales, al contener desechos orgánicos y otros contaminantes, pueden ser un foco de infecciones y enfermedades, además de atraer insectos y roedores, aumentando el riesgo de brotes epidémicos.
Los residentes de la zona han manifestado su frustración ante la falta de respuesta de las autoridades locales. «Es inaceptable que después de tres días, nadie haya venido a solucionar el problema», comenta uno de los vecinos afectados. «Estamos lidiando con el mal olor y el peligro que esto representa para nuestras familias, especialmente para los niños que juegan cerca».
A pesar de los numerosos reportes realizados a las entidades responsables de la gestión del agua y el saneamiento, no se ha tomado ninguna acción concreta para reparar la fuga. Este tipo de inacción no solo deteriora la calidad de vida de los ciudadanos, sino que también pone en evidencia la falta de recursos o de voluntad para resolver problemas de infraestructura básica.



En las imágenes, se puede observar cómo el agua continúa brotando de una tapa de registro, esparciéndose por la calle y formando una corriente continua. La situación es especialmente alarmante en las áreas cercanas a las viviendas, donde el agua estancada empieza a acumularse, generando un ambiente propicio para la proliferación de mosquitos y otras plagas.
La comunidad hace un llamado urgente a las autoridades municipales y provinciales para que tomen medidas inmediatas. No se puede permitir que las aguas negras sigan circulando libremente por las calles, poniendo en riesgo la salud y el bienestar de los residentes. Es imperativo que se realicen las reparaciones necesarias y se implementen medidas preventivas para evitar que situaciones similares ocurran en el futuro.
Hasta entonces, los habitantes de Gerona se ven obligados a convivir con el desagradable escenario, mientras esperan una respuesta efectiva que parece demorarse más de lo debido.







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