Testimonios anónimos revelan presiones, amenazas y condiciones deplorables en la prisión donde se encuentra Freddy Torres Quiala, junto a otros oficiales militares.
Freddy Torres Quiala, exmilitar de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR), cumple hoy, 31 de agosto, seis días en prisión bajo circunstancias que, según testimonios anónimos, están marcadas por presiones para retractarse de sus opiniones y denuncias de maltrato. Desde su detención, Torres Quiala ha sido interrogado y presionado para grabar un video en el que se arrepienta de sus declaraciones críticas hacia las autoridades militares.
Los informes recibidos indican que Torres Quiala fue despojado de su teléfono móvil para ser revisado, y durante su primer día en prisión no recibió alimentos. Las autoridades, según las mismas fuentes, le ofrecieron la posibilidad de reducir su condena si accedía a retractarse públicamente de sus palabras, pero el exmilitar se negó a hacerlo.
Condiciones de reclusión y represión
Las condiciones en las que se encuentran Torres Quiala y otros oficiales detenidos son motivo de preocupación. Se estima que hay alrededor de 80 oficiales presos en la misma instalación, incluyendo suboficiales, capitanes y hasta tenientes coroneles. Estos oficiales, en su mayoría, habrían manifestado su deseo de no seguir trabajando en las FAR, lo que habría desencadenado su detención. La alimentación en la prisión es descrita como deficiente, contribuyendo al deterioro de la salud de los internos, quienes presentan signos de desnutrición.
Impacto en las familias y amenazas
Además de las difíciles condiciones de reclusión, los testimonios señalan que las familias de los oficiales encarcelados también enfrentan serios problemas. Los salarios de los militares presos, que habitualmente serían destinados a apoyar a sus familias, no están siendo entregados, dejando a esposas e hijos en una situación de precariedad. En algunos casos, la falta de apoyo económico ha llevado a situaciones desesperadas.
Los mismos testimonios denuncian que tanto los detenidos como sus familiares han sido amenazados para que no hablen públicamente sobre su situación. Las amenazas incluyen intervenciones telefónicas y advertencias de represalias si continúan utilizando redes sociales o denunciando las condiciones de los presos.
Crisis en las fuerzas armadas
Estos eventos señalan una creciente crisis dentro de las fuerzas armadas, con un número significativo de oficiales expresando su descontento y rechazo a continuar en servicio. Las medidas represivas y las amenazas a quienes muestran disidencia parecen estar agudizando la situación, creando un ambiente de tensión y temor tanto dentro de las filas militares como en sus hogares.
La situación de Freddy Torres Quiala es un reflejo de un problema más amplio que afecta a muchos en las fuerzas armadas, planteando interrogantes sobre el tratamiento de aquellos que optan por disentir y sobre la situación de derechos humanos dentro de las instituciones militares. La comunidad internacional y las organizaciones de derechos humanos podrían desempeñar un papel crucial en el seguimiento de estos casos y en la promoción de un diálogo abierto y justo que garantice la protección de todos los involucrados.







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