En medio de la difícil situación económica y política que atraviesa Cuba, emerge una historia que pone de relieve la desesperación y el sufrimiento de una familia cubana. Máximo Sepúlveda, un anciano de Camagüey, lucha contra un agresivo cáncer de garganta sin acceso a los medicamentos necesarios para su tratamiento, una situación que se agrava debido a la precariedad económica y la condición de preso político de su hijo, Yosvany Sepúlveda.
Una Enfermedad Sin Tratamiento
Máximo Sepúlveda ha sido diagnosticado con cáncer de garganta, una enfermedad que no solo afecta su salud física, sino que también es un golpe devastador para su familia. El tratamiento que necesita incluye dexametasona, gravinol y tosnatato, medicamentos que en la Cuba actual son extremadamente difíciles de obtener sin recurrir al mercado negro, donde los precios son exorbitantes. El costo total de estos medicamentos asciende a 15 mil pesos cubanos, una cifra inalcanzable para muchos cubanos, incluida la familia Sepúlveda.
La Dura Realidad Hospitalaria
Máximo Sepúlveda en una cama de hospital, con una expresión de agotamiento y resignación.

La alimentación en los hospitales debería ser parte esencial del tratamiento y recuperación de los pacientes. Sin embargo, lo que Máximo Sepúlveda recibe dista mucho de cumplir con estos criterios. Las imágenes evidencian platos de comida que carecen de valor nutritivo suficiente, con porciones mínimas y una presentación que denota descuido y falta de recursos. Está comida que recibe a diario en el ingreso, exponen la cruda realidad de la alimentación en los hospitales cubanos: pequeñas porciones de arroz, una escasa ración de carne, y un líquido que parece más agua teñida que una sopa nutritiva. Estas comidas, que no son adecuadas para ningún paciente, mucho menos para alguien que lucha contra una enfermedad tan grave, reflejan el estado crítico del sistema de salud en Cuba bajo un régimen que no garantiza ni lo más básico para sus ciudadanos. Para alguien en su condición, con un sistema inmunológico debilitado por el cáncer, esta dieta no solo es insuficiente sino que podría contribuir al deterioro de su salud.

Yosvany Sepúlveda, hijo de Máximo, es un preso político que ha sido liberado temporalmente para visitar a su padre. Sin embargo, Yosvany se encuentra en una encrucijada: sin los recursos económicos necesarios, se enfrenta a la imposibilidad de adquirir los medicamentos que podrían aliviar el sufrimiento de su padre. La desesperación de Yosvany es palpable; no solo está lidiando con la angustia de ver a su padre enfermo, sino que también debe enfrentarse a la realidad de que, como preso político, sus recursos y opciones son limitadas.

En Cuba, el acceso a medicamentos esenciales ha sido un problema recurrente, no debido a sanciones internacionales que permiten la compra de alimentos, medicinas y equipos médicos, sino a las profundas ineficiencias del sistema económico comunista que ha llevado al país a una crisis de desabastecimiento. La centralización y la mala gestión han provocado que muchos medicamentos básicos sean difíciles de encontrar en las farmacias, obligando a las personas a recurrir al mercado negro, donde los precios son prohibitivos.
Para la familia Sepúlveda, esto significa que el tratamiento de Máximo depende de su capacidad para reunir una suma considerable de dinero, una tarea casi imposible dada su situación actual.
La historia de Máximo y Yosvany Sepúlveda es una de muchas que ilustran la grave crisis de salud que enfrenta Cuba debido a las fallas estructurales del régimen comunista. Sin embargo, también es una historia de resiliencia y desesperación, donde un hijo busca desesperadamente ayudar a su padre, a pesar de las adversidades que enfrenta como preso político. Esta situación pone de manifiesto la necesidad urgente de cambios profundos que permitan a los cubanos acceder a tratamientos médicos esenciales sin tener que depender del costoso y peligroso mercado negro.
Mientras la familia Sepúlveda lucha por encontrar una solución, la comunidad local y los amigos cercanos han comenzado a movilizarse en un intento de recaudar fondos para cubrir el tratamiento. Sin embargo, el camino es largo y la necesidad es inmediata. Para aquellos interesados en brindar apoyo o en obtener más información, pueden contactar a Yosvany Sepúlveda directamente a través del número de teléfono +5354868862. Esta historia es un recordatorio sombrío de las realidades que muchas familias cubanas enfrentan diariamente, y un llamado a la acción para aquellos que puedan ofrecer ayuda en estos tiempos tan difíciles.







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