En una reciente publicación en su perfil de Facebook titulada «He estado pensando… (LXXVII)», el sacerdote Alberto Reyes Pías comparte una profunda y conmovedora reflexión dirigida a las familias de los presos políticos, resaltando la dignidad y el valor de aquellos que luchan por la libertad en condiciones adversas.

Reyes comienza su escrito instando a los familiares de los presos políticos a no sentir vergüenza por sus seres queridos, sino a mantener la cabeza en alto y sentirse orgullosos de ellos. En su mensaje, utiliza una historia inspiradora de la época de las persecuciones cristianas bajo el emperador Diocleciano para ilustrar su punto. Narra la historia de un militar romano cristiano, quien, junto a su esposa e hijo, enfrenta la muerte por su fe. En el momento crucial, el hijo pide a su padre: “¡Papá, no me avergüences!”, antes de ser ejecutado junto con su familia.
Reyes continúa describiendo la realidad cotidiana de los presos políticos, una lucha constante entre la vida y la muerte. Los compara con los mártires, quienes mueren cada día al sol, a la libertad de sus movimientos, y a los abrazos de sus seres queridos, pero que también renacen diariamente con esperanza y orgullo por haber hecho lo correcto.
El sacerdote enfatiza la importancia de que los presos políticos reciban el apoyo incondicional de sus familias. Las palabras de aliento y orgullo pueden ser un bálsamo para los que sufren en prisión, dándoles fuerzas para soportar el dolor y la incertidumbre. “¡Gracias, gracias por lo que hiciste, gracias por aquel día en que pediste a gritos la libertad para tu pueblo!”, es el mensaje que Reyes sugiere como vital para aquellos detrás de las rejas.
Advierte sobre el peligro de que las familias permitan que el dolor y la desesperanza tomen el control, llevándolos a reprochar a sus seres queridos por sus acciones. Este tipo de actitud, según él, puede ser devastador para los presos, quienes ya enfrentan un entorno diseñado para quebrantar su espíritu.
El sacerdote subraya la importancia de rechazar la lástima y el desprecio hacia aquellos que, desde la prisión, luchan por la libertad de su país. “Decidirse a defender la libertad de una nación nunca ha sido ni será fácil, porque implica, de entrada, desafiar al poder”, afirma Reyes, quien también reconoce los altos costos de esta lucha, pero señala que los costos de la sumisión y la aceptación pasiva de la esclavitud son igualmente elevados.
Reyes concluye con un llamado tanto a los presos como a sus familias para que mantengan su dignidad y fortaleza. Necesitamos padres, madres, hijos y esposos que, a pesar del dolor, puedan decir a sus familiares encarcelados: “No puedes elegir el destino de tus pasos, pero puedes levantar la cabeza. Sigue mirando de frente y no me avergüences”. Y a los presos, les anima a pedir a sus seres queridos que sientan el dolor, pero que no les pidan rendirse ni abandonar la lucha.
En un contexto de represión y lucha por la libertad, las palabras de Alberto Reyes Pías resuenan como un poderoso recordatorio de la fuerza del espíritu humano y de la importancia del apoyo incondicional y el orgullo en la resistencia frente a la injusticia.







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