Desde la sede de la Unión Patriótica de Cuba (UNPACU), Nelva Ismaray Ortega Tamayo, esposa del líder de la organización José Daniel Ferrer García, hizo un emotivo y urgente llamado a la comunidad internacional. En nombre de su familia y de la organización que lucha por la democracia en Cuba, Nelva pidió el apoyo de personas, organizaciones y gobiernos democráticos de todo el mundo para exigir la fe de vida de su esposo, así como la restitución de todos sus derechos y su libertad inmediata e incondicional.

«Desde el primero de abril de este año no hemos tenido contacto con José Daniel,» declaró Nelva. «Ese día, gracias a las denuncias que afirmaban que lo habían asesinado, me permitieron verlo por dos minutos. Desde entonces, nadie de la familia ha tenido contacto con él. No podemos fiarnos de la seguridad del Estado ni de la dictadura que ha intentado matarlo.»

Nelva recordó que desde marzo de 2021, José Daniel Ferrer no ha tenido derecho a llamadas telefónicas ni visitas familiares. «Todos sus derechos están siendo violados. No solo exigimos fe de vida, sino también la restitución de todos sus derechos carcelarios y humanos, así como su libertad inmediata e incondicional,» agregó.

La doctora Ortega Tamayo denunció la crueldad con la que ha sido tratado su esposo durante todo este tiempo y solicitó el apoyo de la comunidad internacional en una campaña para exigir justicia. «Agradecemos a todos aquellos que quieran apoyar, no es necesario salir con carteles, quien no pueda hacerlo, le pedimos que grabe un video de menos de un minuto exigiendo fe de vida y libertad para José Daniel,» explicó.

Nelva enfatizó la importancia de esta campaña para mantener la presión internacional sobre el régimen cubano y aseguró que la familia Ferrer y la UNPACU seguirán luchando por la libertad y los derechos humanos en Cuba. «Libertad para José Daniel Ferrer García y para todos los presos políticos. Abajo la dictadura Castro comunista. Con Dios, patria, vida, libertad y justicia,» concluyó.

Este llamado resuena con fuerza en un momento crítico para la lucha por los derechos humanos en Cuba, y representa un claro mensaje de esperanza y resistencia contra la opresión del régimen castrista.