En las últimas semanas, los habitantes de Cienfuegos, Cuba, han levantado una voz de alarma y frustración ante la calidad del café que se está distribuyendo en las bodegas locales. La preocupación no es menor, pues lo que debería ser un producto esencial y de calidad para los cubanos, se ha convertido en una mezcla sospechosa que muchos describen como «piedra, bagazo o tierra».

Una imagen reciente, que circula en redes sociales y ha sido enviada a varios medios, muestra un manojo de lo que supuestamente debería ser café molido. Sin embargo, a simple vista, el contenido parece una mezcla de fragmentos oscuros, pequeños trozos sólidos que no se asemejan a granos de café, y un material que podría describirse más como desechos que como un producto alimenticio.

Los consumidores, al preparar este «café», han encontrado que necesitan pasarlo por un colador fino antes de ponerlo en la cafetera, debido al temor de que la presencia de materiales extraños pueda causar una explosión por obstrucción en el aparato. Este hecho no solo refleja la baja calidad del producto, sino también un riesgo potencial para la seguridad de los hogares cubanos.

«Esto no es café. Lo que están distribuyendo en las bodegas es un insulto para nosotros», comentó una residente de Cienfuegos que prefirió mantenerse en el anonimato. «Nosotros trabajamos duro y merecemos productos decentes. Tener que colar el café para que no explote la cafetera es inaceptable».

En un país donde el café es una parte integral de la cultura y la vida diaria, esta situación es especialmente agravante. Para muchos, el café no es solo una bebida, sino un símbolo de resistencia y comunidad. La calidad del café distribuido en las bodegas es, en muchos sentidos, un reflejo de la calidad de vida y el respeto hacia los ciudadanos.

Esta situación destaca la necesidad de una revisión más estricta de los productos que se distribuyen en las bodegas, así como una mayor transparencia y responsabilidad por parte de las entidades encargadas de garantizar la calidad de los alimentos. La dignidad de los ciudadanos cubanos exige nada menos.

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