Este fin de semana, el Partido Comunista de Cuba (PCC) celebrará una nueva reunión plenaria, una vez más enfocada en la producción de alimentos, un tema recurrente en sus agendas durante los últimos 65 años. Sin embargo, los resultados siguen siendo desalentadores y los cubanos están cada vez más exasperados por las promesas incumplidas y las soluciones temporales que no abordan los problemas de fondo.

Durante el programa Mesa Redonda del martes, varios militantes compartieron sus experiencias en diversas entidades productivas, pero sus testimonios dejaron claro que los problemas estructurales y de insumos continúan siendo barreras insuperables.

Danay Triana Llanes, secretaria general del comité del PCC Frank País en Güira de Melena, Artemisa, destacó que su entidad produce tres toneladas diarias y podría llegar a siete con más materia prima. No obstante, la falta de insumos sigue siendo una barrera, una constante en la historia reciente de la isla.

Juan Carlos López Aleaga, de la CPA Carlos Bastida en Granma, mencionó que su cooperativa ha aumentado la producción a 43,000 quintales en 2023, con la expectativa de alcanzar 70,000 en 2024. Sin embargo, los problemas organizativos y la emigración de personas siguen siendo obstáculos que apenas logran superar, reflejando la falta de una gestión adecuada.

Niurka Margarita Yins García, de la nueva Empresa Agroindustrial de Unión de Reyes, subrayó las debilidades en el trabajo y la necesidad de nuevos autoconsumos. Isbel Reina Abreu, de Sancti Spíritus, enfatizó la importancia de multiplicar las buenas experiencias y ajustarse a las directivas del Comandante en Jefe, un mantra repetido durante décadas sin resultados tangibles.

Mientras tanto, los cubanos, agotados por las mismas promesas vacías, claman por un cambio de sistema. Cada vez son más las voces que demandan el fin del PCC y la instauración de un sistema democrático que garantice libertad y prosperidad para todos. La ineficiencia del actual régimen ha llevado a la población a un punto de quiebre, donde la paciencia se ha agotado y la exigencia de reformas profundas es cada vez más fuerte.

Los ciudadanos buscan una transformación real que ponga fin a la crisis alimentaria y mejore la calidad de vida. Quieren un gobierno que sea responsable y transparente, y que trabaje verdaderamente en beneficio del pueblo, no en mantener el poder a cualquier costo.

En lugar de más reuniones y discursos, los cubanos quieren acciones concretas que demuestren un verdadero compromiso con el bienestar de la nación. Quieren la libertad para decidir su propio destino y la posibilidad de vivir en una sociedad democrática donde sus derechos sean respetados y sus necesidades, atendidas.

Es hora de que el PCC escuche el clamor del pueblo y reconozca que 65 años de fracasos son suficientes. La transformación que Cuba necesita no vendrá de más promesas vacías, sino de un cambio profundo y real hacia la libertad y la democracia.

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