La seguridad de los presos en Cuba simplemente no existe. Este es el contundente mensaje que Anamely Ramos González, una destacada activista cubana, ha compartido en su perfil de Facebook, denunciando el estado deplorable y las arbitrariedades sistemáticas que se cometen en las prisiones cubanas. Según Ramos González, los malos tratos y la falta de respuesta por parte de las autoridades penitenciarias, así como del gobierno local y nacional, son una constante en el sistema carcelario de la isla.
El caso más reciente que ha sacudido a la comunidad de derechos humanos es el de Pedro Yoni Vasco Núñez, residente del Municipio de La Habana Vieja. Pedro se encuentra plantado desde el 9 de junio y hospitalizado en estado grave en el Hospital Nacional. La historia de Pedro es una más entre muchas en Cuba. Tras cumplir su sentencia y recibir libertad condicional, fue nuevamente encarcelado por un año por expresar opiniones críticas sobre el sistema político cubano y los problemas sociales que afectan a todos en la isla.

Una vez de regreso en la Prisión del 1580, Pedro fue víctima de una encerrona; le colocaron un arma blanca entre sus pertenencias con el objetivo de aumentar sus causas penales. En respuesta a esta injusticia, decidió dejar de alimentarse y tomar agua como medida desesperada por sus derechos. Las autoridades de la prisión no informaron a su familia sobre lo sucedido ni del traslado al hospital cuando su estado se agravó.
Su madre, Cecilia Núñez Manzanares, dejó de recibir llamadas de su hijo repentinamente, lo que la llevó a sospechar que algo andaba mal. Tras reiteradas visitas a la prisión y la Oficina de Atención a Prisiones de 15 y K sin obtener respuestas, desesperada, acudió al Consejo de Estado para denunciar la desaparición de su hijo y la indiferencia de las instituciones penitenciarias. Finalmente, el 25 de junio, le informó que Pedro estaba internado en el Hospital Nacional en estado grave, con serias afectaciones en un riñón, pero firme en su decisión de no alimentarse.
La madre de Pedro visita diariamente el hospital, donde inicialmente se le permitió ver a su hijo con la esperanza de que lo convenciera de desplantarse. Sin embargo, la familia denuncia que Pedro ha sido víctima de violencia policial tanto en la prisión como durante su traslado al hospital, siendo golpeado y abusado a pesar de su delicado estado de salud.
Desde hace más de 20 años, organizaciones como Amnistía Internacional han solicitado acceso a las prisiones cubanas, pero siempre han recibido una negativa por parte del régimen. El gobierno cubano no desea que instancias imparciales verifiquen el deplorable estado de las instalaciones y servicios carcelarios, ni los abusos reiterados e injustificados. Cuba se encuentra entre los cinco países del mundo con más población penitenciaria per cápita, en su mayoría personas negras, lo que refleja una violencia continuada hacia un número significativo de seres humanos sin posibilidad de defensa.
Anamely Ramos González ha sido clara en su denuncia: en Cuba, los presos son la última carta de la baraja en un país que ya no garantiza los derechos de nadie. La situación de Pedro Yoni Vasco Núñez es un ejemplo desgarrador de las injusticias que sufren los presos en la isla, y la lucha por sus derechos continúa siendo un desafío monumental en un sistema que parece no tener interés en cambiar.







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