Pedro de la Hoz, un destacado periodista y ferviente defensor del régimen cubano, falleció recientemente en La Habana. Su carrera estuvo marcada por una fuerte adhesión a las políticas del Partido Comunista de Cuba y una constante defensa del legado de Fidel Castro, a quien describió como «el gran protagonista» de la lucha contra el racismo y otros males sociales en Cuba.
De la Hoz utilizó su plataforma en medios oficiales como Granma para criticar a los opositores del régimen y apoyar las políticas gubernamentales. Por ejemplo, en sus escritos atacó a los exiliados cubanos en Miami, acusándolos de ser extremistas y fomentar el odio contra la «Revolución cubana». Además, se mostró contrario a las organizaciones antirracistas independientes, a las que calificó de «payasadas interesadas» y «operaciones sin sentido», mientras defendía el Programa Nacional contra el Racismo implementado por el régimen, a pesar de las críticas por su falta de acción concreta y transparencia.
En el ámbito cultural, Pedro de la Hoz fue un defensor de la censura estatal contra aquellos artistas que criticaban al régimen. Denunció la suspensión de conciertos de músicos cubanos en Estados Unidos que habían expresado su apoyo a Fidel Castro, argumentando que estos eventos eran boicoteados por un «sector minoritario pero influyente» de la comunidad cubana en el exilio.
La muerte de Pedro de la Hoz deja un legado controvertido. Sus escritos y declaraciones reflejan su compromiso con el aparato represivo del estado cubano, promoviendo una narrativa oficialista que minimizaba y justificaba las acciones del régimen contra sus críticos. Su figura representa la complicidad de ciertos sectores intelectuales en la perpetuación de un estado represivo en Cuba, que continúa restringiendo las libertades civiles y políticas de sus ciudadanos.







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