En la reciente Cumbre de Ginebra, la activista cubana Carolina Barrero ofreció un poderoso discurso que expuso las crudas realidades de la represión en Cuba y el impacto global de su régimen. Barrero, quien pasó gran parte del 2021 bajo arresto domiciliario, describió su experiencia de vigilancia constante y acoso por parte de la Seguridad del Estado cubana.
Barrero relató cómo su apartamento se convirtió en una prisión, con micrófonos y cámaras instalados por dentro, mientras era vigilada desde el exterior. “Me sentí como un animal de laboratorio, observado por el ojo vigilante de mi captor”, dijo. El régimen utilizaba esta información para intentar quebrarla, un método común en su estrategia de control social y político.
La Seguridad del Estado en Cuba opera un sistema de vigilancia masiva, donde vecinos, compañeros de trabajo e incluso familiares pueden actuar como informantes. Este estado de vigilancia busca sembrar la desconfianza y el miedo, permitiendo a la élite corrupta mantener su poder.
Durante su arresto domiciliario, el Ministerio del Interior procesó a Barrero con cargos de “huellas clandestinas”, instigación al delito, desobediencia y desacato. Estas acusaciones formaban parte de una campaña de acoso y desprestigio, consecuencias directas de su activismo en defensa de los derechos civiles y políticos en Cuba.
Barrero comparó estas tácticas con las utilizadas por la Stasi y la KGB, señalando que, tras el colapso de la Unión Soviética, Cuba siguió siendo un bastión de técnicas totalitarias en América Latina, influyendo negativamente en países como Venezuela, Nicaragua y Bolivia.
El año 2021 también fue testigo del histórico levantamiento ciudadano del 11 de julio, que marcó un punto de no retorno en la lucha por un Cuba libre y democrático. A finales de enero de 2022, Barrero se vio forzada al exilio bajo amenazas contra las madres de jóvenes condenados por participar en las protestas del 11J.
Desde el exilio, Barrero ha continuado su activismo. En su discurso en Ginebra, sede del Consejo de Derechos Humanos de la ONU, hizo un llamado a la comunidad internacional para dejar de creer en el mito de la Revolución Cubana. “Es un mal disfrazado que sólo te utiliza para esparcir las semillas de la tiranía”, afirmó.
Barrero también denunció la reciente visita de Miguel Díaz-Canel a Moscú, donde expresó su apoyo a Vladimir Putin en la guerra contra Ucrania. Según Barrero, el régimen cubano ha facilitado el reclutamiento de más de tres mil cubanos para luchar en este conflicto, explotando a los jóvenes de las zonas más pobres con promesas falsas de trabajo.
Concluyendo su discurso, Barrero hizo un llamado a la acción para eliminar los dobles estándares dentro de los organismos internacionales. “No debería haber ningún asiento en el Consejo de Derechos Humanos de la ONU para el aliado más estratégico de Putin en América Latina”, declaró.
Ella subrayó que el verdadero rostro de Cuba está representado por sus presos políticos, exiliados, y las madres valientes que luchan día a día. “Cuba son sus presos políticos, los exiliados, las madres valientes que luchan por poner comida en la mesa, los jóvenes que sueñan con un futuro con oportunidades y los muchos que viven con miedo pero en cuyos corazones la libertad ha comenzado a florecer”.
El discurso de Carolina Barrero en la Cumbre de Ginebra fue una poderosa denuncia de la represión en Cuba y un llamado urgente a la comunidad internacional para tomar medidas concretas en defensa de los derechos humanos en la isla.







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