Migdalia Gutiérrez, madre del preso político Brusnelvis Cabrera Gutiérrez, enfrenta una situación desgarradora en Cuba. Su lucha por la libertad de su hijo la ha convertido en blanco de la represión del estado castrista, que la tiene sitiada en su propia casa y le ha cortado el servicio celular para aislarla del mundo exterior.

Según los informes, la seguridad del estado rodea su hogar, con varias patrullas presentes y agentes que vigilan cada movimiento. Entre ellos se encuentran dos mujeres y dos esbirros identificados como «Luisito» y «Ariel». Este cerco opresivo es una clara muestra del control y la represión que ejerce el régimen sobre sus ciudadanos, incluso cuando se trata de una madre buscando justicia para su hijo.

La valentía de Migdalia quedó patente cuando se manifestó frente a la Dirección de Establecimientos Penitenciarios del Ministerio del Interior (MININT), exigiendo la liberación de su hijo. Sin embargo, su protesta pacífica fue reprimida por un mayor castrista, y posteriormente fue detenida y llevada a una unidad de seguridad del estado, donde fue amenazada con enviar a su hijo a una prisión en oriente si continuaba con sus reclamos.

A pesar de las amenazas y la intimidación, Migdalia no se rinde. Ha declarado que continuará manifestándose hasta que su hijo sea liberado, un acto de valentía que refleja la determinación de una madre que no se detendrá ante la injusticia.

La situación de Migdalia Gutiérrez es un triste recordatorio del régimen opresivo que controla Cuba. El corte del servicio celular y la represión de las protestas pacíficas son solo algunas de las tácticas utilizadas por el régimen para silenciar a aquellos que se atreven a desafiar su autoridad.

Es necesario que la comunidad internacional preste atención a la situación de Migdalia y de todos los presos políticos en Cuba. Su lucha por la libertad y la justicia merece ser reconocida y apoyada, y es fundamental que se ejerza presión sobre el régimen cubano para que respete los derechos humanos fundamentales de sus ciudadanos.